Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #99: PRD-PAN-PRI: Hijos de la Misma Madre

La madre de todos los panistas-perredistas-priístas es la barbarie. Ya sean televisos, funcionarios, "literatos," generalotes verdes o legisladores, son entes incivilizados. Changos con sombrero, pues. Y todo porque los toleramos.

Un folclórico miembro de la Cámara de Diputados, exsenador e indigno representante del Pueblo, ha demostrado al mundo el grotesco nivel de "educación" de la clase ladina-judía-criolla mexicana. Félix Salgado Macedonio, ni más ni menos que un legislador de la Nación, ha dejado evidencia filmada de lo que representa la ley para los ladinos nopales. Puso ése cuate el dedo en la llaga de por qué hay tanto desprecio a la ley por parte de gobernantes y autoridades.

La ley en México, señores y maricas, existe sólo para joder indios y dejados. Nada más. Eso nos demostró hasta el hartazgo el diputado Macedonio.

Repasemos pues la patética historia de un lamentable panchito protagonizado por triste y criminal legislador al cual, mediante unos dolaritos, estoy seguro que el "historiador" Enrique Krauze lo dejará hecho un prócer en sus cuentos de falsas alabanzas a ladinos, digo en sus tomos de "historia mexicana." Si para el mercader de eventos históricos, Krauze, nunca ocurrió el dantesco genocidio de indígenas a manos de gobernantes y "honorables" militares priístas, pues tampoco ocurrió lo que le voy a contar.

Combinando las declaraciones públicas de el diputado y los policías que lo detuvieron, más los videotapes de la televisión, tenemos el siguiente orden de hechos. Resulta que a menos de 24 horas después del último informe presidencial priísta, el diputado federal del PRD Félix Salgado Macedonio aterrizó al frente de un ruidoso contingente de motociclistas en conocida zona comercial de la capital para engullir pozole con mezcal. Nada fuera de orden en eso.

Pero ya al irse, el diputado se puso al frente de la tribu motorizada pues es "jefe." Y sin ningún respeto al derecho de la gente que se encontraba en el área, empezó a abrir el volumen del ruidoso escape de la moto para hacerse notar. Se ve que de chiquito su mamá no le hacía caso a Félix. Poco le importó que varias personas le pidieran que le bajara un poquito de güevos a su actitud, y también de volumen a su máquina. Llegó la policía y le pidió lo mismo que los ciudadanos, pero como el diputado goza de fuero constitucional, le valió madre. Le subió más al volumen y después se largó seguido por sus moscones motorizados. Pero la chota lo persiguió, y como el tal Macedonio iba briago, se dio un ranazo en un camellón. Decidió entonces encarar a los cuicos.

Macedonio se sintió ídem, se bajó de la moto, y le dijo al oficial que se le acercó, "¡Qué más quieres, cabrón!" acto seguido trató de golpearlo a puñetazos. Si esto hubiera ocurrido en gringolandia, diputado o no, allí mismo habrían acribillado a tiros al bárbaro con botas. Pero en México el legislador se lió a golpes con los pacientes cuicos presumiendo que "Soy diputado y tengo fuero." El también jinete de motos es intocable no por que la ley así lo estipule, ya que el fuero no es para golpear policías, sino porque siendo ladino el se siente intocable.

Y como México es el único país del mundo en que los policías tienen prohibido utilizar sus armas de fuego, precisamente para salvaguardar la integridad de los ladinos bravucones y ebrios, el diputado salvó la vida por la excesiva prudencia de los discípulos del diablo. Porque no fue un sólo policía al que atacó, sino a varios. A uno de ellos le desgarró el uniforme y le arrancó la placa. Y no lo balacearon como se merecía. Después, el maligno diputado perversamente acusó a los policías de "secuestro" y de haberlo dizque drogado y apuñalado. Aseguró qué no iba ebrio. Aparte de delincuente, el grandísimo cabrón es mentiroso y malévolo. Precisamente por eso es legislador mexicano ladino, reúne todos los requisitos.

Pero ni eso fue lo peor del zafarrancho. Lo peor es que para ayudarlo a sostenerse en pie e introducirlo a la delegación de cuicos, llegó una mujer que le decía "compadre" al Macedonio. Éste la obedecía en todo respetuosamente, así que es posible que si sea compadre de la benemérita dama. Y para quitarse a los reporteros de encima ella gritaba, "Déjenlo en paz. Es diputado y tiene derecho a hacer lo que quiera."

De todo el embrollo, ¡ésas fueron las palabras mágicas!

La traducción de tan imperiosas palabras es la siguiente: Ser diputado en México es tener patente para cometer crímenes y no ser castigado por ello. Recordemos que éste engendro fue el mismo que frente a las cámaras de televisión amenazaba al senador Dionisio Pérez de "madrearlo" físicamente dizque porque "se pasa." O sea el tipo es justiciero hasta las cachas. Y los demás animales, digo los demás legisladores, callados ante ésa demostración de brutalidad. Al contrario, algunos hasta reían bobaliconamente al ver a Dionisio en tal brete. Viva México.

Porque notará usted que a pesar de que las palabras de la "comadre" fueron grabadas, ninguno de los "intelectuales" del muñeco parlanchín López Dóriga se sintieron obligados a comentarlas en sus sesudas "opiniones" que nos regalan por Televisa sin que nadie se las pida. ¿No se dieron cuenta ni ellos ni el títere conductor del Noticiero? Si se dieron cuenta. Pero también supieron que ésas palabras encueran el nivel del México ladino-judío-criollo: Al nivel de los animales. Y no hay ladino mexicano que exhiba voluntariamente a otro ladino. Pero allí quedan las palabras ésas que denotan la monstruosa percepción que de ellos mismos tienen los legisladores.

Ahora bien. Que un legislador borracho le diga cabrón a un oficial de policía y ataque a golpes a cuanto uniformado se le atraviese, y además les levante falsas acusaciones para cubrir su delito, es tan vergonzoso y terrible que debiera ser desaforado ése pillo. Pero ningún diputado, mucho menos los panistas "del cambio," quisieron hacer su deber. Ni siquiera para seguir pretendiendo que hay razón para mantener las puertas de las escuelas abiertas. Los legisladores mexicanos, al igual que los magistrados de la Suprema Corte, están ahí para hacerse ricos ilegalmente y para pasar leyes que les ordena el Ejecutivo o algún otro de sus patrones. Ellos no están para representar al pueblo, que al final es el que les paga, sino para protegerse unos a otros de sus crímenes, para ostentar su fuero abusando de los ciudadanos y para hacer panza.

Y claro, la representante de su partido, la descarada ladina Amalia García, expresó en entrevista televisada que ella consideraba que la travesura de Macedonio era digna de un regañito, pero nada más. La legalidad y el sentido del deber no es parte de lo que amuebla la hueca cabecita de la dirigente. Para ella primero están los cuates, y el pueblo que se hinche, dice Amalia sin cambiar el color del rostro.

Los medios andan igual. Hubo un estúpido televiso conductor de un noticiero (sus iniciales: Javier Alatorre) que dijo qué no había a quién creerle, porque "Hay dos versiones, la de los cuicos y la del diputado." Éste güey no quiso darse por enterado que hay muchos testigos y hay bastante videotape. Pero es que todos los ladinos están para protegerse unos a otros, no para realmente informar.

Y todavía se espanta la gente porque los gringos nos reciben en la frontera a balazos y con perros bravos. Pero solamente así se puede recibir a animales de un país con legisladores como Macedonio y con alcahuetes como sus hermanos étnicos ladinos.

Porque para disculpar todavía más las salvajadas del legislador hubo "columnistas" de periodicototes que quisieron darle tono de broma al asunto diciendo que "Macedonio levantó el tedio en la Cámara con sus pecadillos de borracho. ¿Quién no se ha tomado una cerveza? La cruda es su castigo." Nos alegan los sinvergüenzas que no debemos ser exigentes con el diputado "porque hay otros peores." ¡Mendigos! Los babosos no saben la diferencia entre tomarse una cerveza y hacer lo que Macedonio hizo. Creen y quieren hacernos creer que lo ocurrido fue sólo un chiste. El nivel de educación en éste país es tal, que nadie sabe ya el significado de las cosas. Todo se arregla con bromas. Por eso estamos como estamos.

Finalmente en su propio partido castigaron al diputado "por faltas al PRD" con tres meses sin poder ejercer su función en la Cámara. Si. Ése grandísimo cabrón ofendió al pueblo, manchó el nombre del país, descobijó el grado de barbarie que opera en el Gobierno, y lo castigan por "faltas al partido." Los mexicanos no somos los ofendidos, son los perredistas. No hay necesidad de desaforar al criminal porque entonces habría que desaforar hasta al presidente ya que todos ellos exhiben el mismo grado de salvajismo.

¿Y dónde están Carrancá, Orihuela y demás juristas que salen a gritar a la calle en cuanto un indio comete un crimen? Obviamente con el hocico cerradito, no vaya a ser que metan la pata al ofender a los poderosos legisladores. No es lo mismo ofender indios que ofender a otros ladinos.

Eso toleramos, quizás eso merecemos los mexicanos. Pero entonces no protestemos porque nos tratan como animales en otros países. ¿Por qué mejor no ponemos remedio en casa? Aunque sea con rituales chinos si no hay güevos para más. Algo es algo.


* Master, Estrategia Militar China

E-mail: visionpf@direct.ca


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