Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #65: Mejor Pobre Y Vivo, Que Rico Muerto

Los muertos no pueden disfrutar las cosas que ofrece la vida, por muy simples que éstas sean. Por eso, digan lo que digan, preferible ser limosnero vivo que millonario muerto.

Hace días el hijo del asesinado presidente americano John Kennedy, John júnior, estrelló su avioneta en el mar y se mató. Aunque el júnior rondaba los cuarenta y no se cocía al primer hervor, todavía se comportaba...como júnior.

Todo mundo lo chiqueaba por ser quien era y el júnior se dedicó a desafiar la muerte, aunque con discreción. Quizás pensó que se desquitaba de la sociedad que le quitó a su padre angustiando a los ciudadanos, porque patinaba con desparpajo entre los automóviles en el infernal tráfico neoyorquino, navegaba en kayak desafiando las turbulentas aguas de los rápidos, montaba su bicicleta por la calle (una vez lo asaltaron y se la robaron) como cualquier adolescente, y recientemente se rompió una pierna al chocar en la tierra colgado de un paracaídas-deslizador.

Al final, presintiendo que hasta la Muerte lo respetaba demasiado, consiguió su licencia de piloto. Al año se partió la crisma.

Ese tipo de muertes no son exactamente accidentales, y la mera verdad no provocan mucha conmiseración. Muertos, los cuerpos humanos son fundamentalmente similares. Presidentes, mecánicos, generales, taqueros, pontífices, albañiles, todos valen lo mismo durante la autopsia.

Si acaso, la reputación distingue a los muertos que en vida hicieron algo importante en beneficio de la humanidad. Pero nuestro júnior andaba ocupado gozando la vida como para dejar algo de provecho al mundo. Lo verdaderamente lamentable es que se cargó también a su joven esposa y a su cuñada. Y esto es precisamente lo que nos deja importante lección a los vivos.

A ver hasta cuándo aprenden los imprudentes que la muerte no es cosa de juego aunque se sea rico.

Con el argumento de que fueron a la universidad unos añitos y ven películas americanas, los júniors de todo el mundo se creen suficientemente sabios y alegan que el más allá existe únicamente en la mente de los supersticiosos. Y así les va. Se pasan de listos al pensar que las grandes mentes religiosas y filosóficas que por milenios estudiaron lo pertinente al otro mundo y nos legaron sus descubrimientos, fueron estúpidos de patente.

Los principios taoístas de la metafísica dicen que las dos mujeres que acompañaban al júnior murieron innecesariamente porque ``No es malo desafiar ocasionalmente al destino. Lo letal es casarse con la pareja equivocada.''

Kennedy y las dos muchachas creían que el mundo era de ellos, que sabían lo que hay que saber, que los miembros de la raza suprema son genios, que no necesitan rituales. Pero al cortar el hilo de sus vidas el Cielo ratificó que para los dioses no hay apellidos famosos, ni dinastías humanas imperecederas, ni ser humano tan famoso que sea invulnerable a la mala suerte.

Al casarse la mujer adquiere el nombre e influencia del marido. Y también su buena o mala suerte. En el blanco o negro del Yin y el Yang, si ella escoge el lado desafortunado del destino su futuro será terrible. Muchas mujeres incluyendo a María Antonieta, a la princesa Di y a Jacqueline Kennedy, han pagado caro la osadía de casarse o juntarse con hombres tocados por el infortunio.

Los principios taoístas advierten, ``Hay que evitar alianzas matrimoniales con familias marcadas por la mala suerte y que sufren demasiadas muertes extrañas. Sólo así viviremos sin sobresaltos y tendremos una muerte natural. Aunque los matrimonios con mujeres y hombres poderosos nos parezcan ventajosos económicamente, quien cae en esa telaraña de maleficios no podrá escapar a la ruina aunque lo quisiera. Pagará las consecuencias con su vida''

Las tres víctimas del avionazo podrían dar fe de lo acertado de la metafísica china. Lástima que los padres de las mujeres que perecieron con Kennedy no supieran las reglas más elementales del ocultismo en relación con la familia Kennedy. Les habrían evitado a las chicas la muerte prematura y nada natural.

żY qué es lo que deberían haber sabido sobre los Kennedy los padres de las muchachas?

Repasemos la historia.

La estrategia militar china dice, ``Piénsalo dos veces antes de dañar a otros pues las consecuencias las podrían pagar tus propios hermanos.'' Este principio aplica a hombres y a naciones por igual y describe el origen de la mala suerte de los Kennedy.

La fortuna del judío católico Joseph Kennedy, patriarca de la familia y padre de John, Ted y Robert Kennedy, no parece ganada de muy buena forma. Corren rumores de que Joseph estuvo ligado a la importación producción y venta ilegal de licor durante la Prohibición.

Cuando el patriarca diversificó su fortuna el destino lo llevó a Hollywood. Su romance con la actriz Gloria Swanson y otras coristas no le trajo mala suerte. Lo que lo hundió fue que utilizó métodos gangsteriles para quitarle su cadena de cines a un griego-americano de apellido Pantages.

El griego se negaba a vender su cadena a Joseph y éste le mandó a una menor de edad para seducirlo, aunque el empresario no cayó en el garlito. La mujer hizo la denuncia de violación sexual contra el empresario griego y éste fue encarcelado. En la batalla legal para demostrar su inocencia perdió su fortuna, su salud, su cadena de teatros, y su libertad al pasarse unos años en la cárcel.

Eventualmente se supo que Joseph Kennedy se aprovechó de la desgracia de Pantages para hacerse de la cadena de teatros, y aunque el griego fue exonerado, nunca pudo rescatar su reputación y menos sus negocios. Murió al poco tiempo, en la ruina y amargado. Pero de seguro su familia sabía que si los jueces terrenales perdonan por dinero, los dioses castigan por rituales.

Poner maleficios es relativamente fácil. Quitarlos es el problema.

Peor se pone el asunto si la persona afectada por un maleficio no se da cuenta del problema, o si no creé en lo sobrenatural. En China los padres advierten a los hijos que todos los problemas pueden solucionarse, excepto los maleficios. Esto nos da idea del tamaño de la imprudencia del patriarca Kennedy, pues de seguro perjudicó a más gente aparte de Pantages.

El maleficio sobre Joseph Kennedy y familia enganchó fácilmente debido a que los dioses ya estaban predispuestos a castigar a un hombre que nunca rectificó su mala conducta. (Para asegurar la victoria electoral de su hijo John y conseguir la presidencia de USA, el patriarca compró la nominación e hizo votar hasta a los muertos cuando tomaron sus nombres de las lápidas en cementerios.)

El caso es que de pronto Joseph empezó a sufrir desgracias personales que indicaban un encontronazo con la mala suerte. Y el nombre Kennedy se hizo sinónimo de muertes trágicas.

Cuando la inteligencia de un hombre es mediocre puede solucionar problemas con otras gentes, pero no defenderse de la venganza de los muertos. Y Joseph no movió un dedo para defenderse aún cuando supo que se le venía encima el mundo del más allá. Creer en un maleficio sería conceder la existencia de castigos divinos, y eso es precisamente lo que Joseph temía.

Primero el hijo mayor, también llamado Joseph, se desplomó en su avión en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Y el patriarca sufrió lo indecible en carne propia con esa muerte ya que éste era el hijo que preparaba para ser presidente de USA.

Luego el segundo hijo, John, oficial naval, sufrió un accidente que le partió la espalda al volcar su lancha rápida PT-9. La misma suerte física corrió el tercer hijo, Ted, en accidente de avioneta.

Con el tiempo John Kennedy llegó a ser presidente, pero fue asesinado en 1963 en Dallas, Texas. Nunca se supo quién ordenó su muerte. Además, su presidencia quedó manchada por los amoríos de John y por sus nexos con elementos mafiosos. Imitaba las costumbres del papá, el viejo Joseph a quien el destino continuaba cobrándole cuentas.

Cinco años después de la muerte de John, asesinaron en Los Ángeles a Robert Kennedy mientras buscaba la nominación de su partido para la presidencia. Su elección le hubiera permitido desenmascarar a los asesinos del presidente Kennedy, pues cuando Lyndon Johnson tomó el poder echó a Robert por la puerta de atrás precisamente para evitar tal cosa. Cayó abatido entre cacerolas en la cocina de un hotel y nunca se supo tampoco quién ordenó su asesinato.

Tres hijos muertos en forma violenta fue el mensaje al patriarca desde el más allá. El viviría para sufrir y su mayor castigo sería que moriría en la cama. La espalda del otrora bravucón Joseph se encorvó aún más, pero sin evidenciar arrepentimiento. Ni siquiera mostro dolor cuando una de sus dos hijas se volvió loca y acabó encerrada en un manicomio. Lujoso y con otro nombre, pero manicomio al fin.

Al año siguiente de la muerte de Robert, el hijo menor, Ted, sufrió un accidente automovilístico en el lago de Chappaquiddick. Ted había salido de una pachanga y llevaba a su secretaria a su casa cuando a causa de la niebla se salió del puente y el carro cayó al agua. El benjamín de la familia se asustó, abandonó el automóvil y dejó morir a la chica al tardar demasiado en avisar a la policía. Tratando de protegerse del desastre político que de todos modos acabó con sus esperanzas presidenciales, prácticamente ahogó a la muchacha.

La otra hija del viejo Joseph, Kathleen, hermana de John, Robert y Ted, murió en otro accidente de avión. El destino le quitaba a los hijos. Si en su juventud Joseph pensó que lo importante era hacerse rico a como diera lugar, al final de su vida comprendió cuán inútil es una fortuna contra la Muerte.

Desgraciadamente, el maleficio de los Kennedy continúa en la tercera generación de descendientes. David Kennedy, hijo de Robert, murió de una sobredosis de droga. Su hermano Michel se abrazó a un árbol mientras esquiaba a gran velocidad y murió cuando el árbol rehusó quitarse del camino para dejarlo pasar. Otro Kennedy estuvo acusado de violación sexual y la libró gracias al nombre y a las influencias de la familia, pero el susto fue mayor. Y otro Kennedy fue acusado de tener relaciones sexuales con la niñera de sus hijos desde que ella tenía 14 años de edad. La libró también gracias a las influencias familiares.

Y ahora John Kennedy júnior, nombrado ``sex symbol del año'' por una revista americana, muere en una avioneta cuando iba a la boda de su prima, nacida después que mataron a su padre Robert. Boda que nunca se hizo pero que sirvió de gancho al destino para jalar al júnior a su muerte, pues nunca llegó a la cita. Exactamente treinta años después de la muerte ``accidental'' de la secretaria de Ted.

A los días del accidente y antes de que encontraran los cuerpos, como si los espíritus de los muertos se aferraran a la vida, la caja de plástico con los papeles de registro del avión, a nombre de John Kennedy, fue sacada por las olas precisamente en la playa que limita la propiedad de Jacqueline Kennedy. Cerca también fue encontrada una botella conteniendo medicina para la esposa, y la maleta de la cuñada. De todos los lugares hasta donde esas tres cosas representativas de cada uno de los accidentados podrían haber llegado, fue precisamente cerca de la propiedad de los Kennedy.

Escalofriante todo esto.

Y como decía un retrasadito presentador ladino en la televisión mexicana, falta más.

Pero aún ante la evidencia del horrible maleficio, los Kennedy y mucha gente dicen que todo eso es coincidencia. Siempre hay gente que enmedio de una tormenta eléctrica, con rayos cayéndoles en los pies, piden al Cielo una demostración de su poder.

Mi consejo es que por lo pronto, si un miembro del clan Kennedy le ofrece matrimonio, atízele una patada en los...aretes, y corra de ahí.

LA PROPAGANDA QUE COMPRAMOS:   A los obtusos juristas mexicanos que se tragan enteros los dizque ``estudios sicológicos'' que Hollywood distribuye regularmente para ``probar'' que las películas no influencian la mente de los cinéfilos, la siguiente noticia no les causará el menor remordimiento de conciencia.

En Inglaterra están juzgando a dos menores de edad (14 años) que le asestaron once puñaladas en la cabeza a un amigo después de ver una película de horror donde muestran escena similar. Lo dejaron semiparalizado y con daño cerebral permanente.

Aquí los nangos juristas buscan castigar como adultos a los niños que incurren en violencia después de ver películas. Le tienen miedo a la verdad y a los estudios de cine. Después de todo así le hacen los americanos, żno?

Los juristas mexicanos dan muestras de ser niños aunque parezcan adultos.

PARA MORIRSE DE RISA:   Mal acabó (para ellos) el asunto de Los Milenarios en el juicio eclesiástico que se les sigue en el Vaticano.

La Santa Sede informa que el libro ``Lo que el Viento se Llevó en el Vaticano'' no fue escrito por varios prelados, sino por uno.

La Gestapo vaticana supone (me imagino que bien) que el autor del desaguisado es un anciano sacerdote ya retirado, Luigi Marinelli, de 73 años. Por lo menos es a este cura a quien llevaron a los tribunales de la Sacra Rota como presunto responsable del libro.

Todo esto se hizo como les gusta a los curas, a puerta cerrada. El mundo laico no merece ver tales juicios.

(Tienen los obispos una debilidad muy extraña por lo oscuro, por actuar siempre a las escondidas. Costumbre nada religiosa, diría yo. Los creyentes somos buenos para dar limosnas y besarles las manos, nada más. A mí hasta me parece que los priístas-perredistas-panistas son curas disfrazados de políticos pues actúan igualito. żO será al revés?).

Como dizque ya no hay Inquisición, no hubo necesidad de amarrar al acusado Marinelli en el Potro y tronarle las coyunturas ``para que cantara.'' Los investigadores policiales del Papa descubrieron a base de sesudas deducciones (ˇaprendan, pinches cuicos de la PGR!) que muy mal le hizo el retiro al madurito cura-autor Luigi pues encontró tiempo libre en exceso para escribir su denuncia.

Pero es que un guerrero sin campo de batalla siempre será peligroso. Mucho más un cura retirado.

Aunque los neoinquisidores del tribunal -me imagino que esos jueces portan picudo caperuzo que oculta su identidad, como los magistrados colombianos- prohibieron información al público de lo que pasa en el juicio, algún cura malcontento dio el pitazo de lo que ahí pasó el primer día.

żY qué es lo que pasó?

Pues que uno de los monseñores que compró, digo que posee uno de los escaños más altos del clericato, italiano por más señas, se tomó el asunto a pecho y ándele que le da unas cachetadas al chismoso Marinelli.

Bien decía yo que los curas no pueden negar su pasado y como los cuicos mexicanos, tarde o temprano regresan a su tendencia natural y sádica que es aporrear ilegalmente a quién se deje. Sus mentes nunca han salido de los tiempos de Las Cruzadas, donde era natural y aceptado matar prójimos nomás porque no se persignaban al levantarse.

La policía vaticana se tardó en intervenir para separar físicamente al atacante del atacado, no se sabe si por la alta investidura del cacheteador o para darle chance de que le pegara un poco más al maligno y traidor escritor.

Pero como Luigi Marinelli no está manco y sabe bien que eso de poner el otro cachete es cuento para arrullar atarantados indios mexicanos, le replicó rápidamente al monseñor-boxeador con uno que otro gancho al hígado que por poco le hace eructar la pizza del desayuno.

No puedo imaginarme el circo de los dos curas vejetes y cristianos, gordos, sudorosos, en sotanas, y colgándoles del cuello tremendos crucifijos plateados (por lo de la humildad) trenzados en feroz batalla enmedio del tribunal vaticano.

Pero si me imagino la mentada de madre que les hubiera puesto Jesús si hubiese estado presente. Si a los mercaderes del Templo nomás los correteó chicotito en mano, a los dos gladiadores italianos Chuyito los habría mandado a confesar soldados judíos mata-niños en Palestina.

Para paliar la mala imagen pública resultante del round entre los curas, el Vaticano dio a conocer un suavecito y azucarado comunicado de prensa que dice, ``El juicio a Marinelli no es para amordazar el libre pensamiento, sino para proteger de la calumnia a los inocentes.'' Ah, vaya.

El comunicado evita las usuales amenazas de excomuniones y quemas en la hoguera, amenazas a las que por cierto son aficionados los curas romano-mexicanos cuando se refieren a los delincuentes neoindígenas.

Prudentemente los vaticanos tampoco han acusado (todavía) a Marinelli de ser el Anticristo. Argumentos para hacerlo les sobran, sabe Dios.

Lo que si ya avisaron los magistrados religiosos es que Marinelli pudiera ser degradado. O descruzado. De ser encontrado culpable, los vaticanos le arrancarían a Marinelli la sotana y el crucifijo `` a güevo.'' O sea, aunque el no lo quisiera.

Por lo pronto le advirtieron los cuicos de sotana a Marinelli que personalmente se cerciore que todas las copias del libro han sido retiradas de las librerías, y que anule la autorización a las traducciones de su bestseller.

En su defensa Marinelli sólo dice que hay otros diez co-autores. Pero los mastines del Papa dicen que no es cierto, que las regalías las cobra el solito.

A ver que otro desatino en este caso hacen los vaticanos. Les tenemos el ojo bien puesto. Como pecadores que son.

#2. Horror. La amas de casa capitalinas se pusieron en huelga por un día y obligaron a los maridos a hacer el quehacer doméstico. No desentonaron con los hombres y sus huelgas.

El asunto era protestar contra el machismo en las tareas caseras. Dicen las `ñoras que en el mundo no hay maridos tan güevones para lavar los trastes como los mexicanos. Y nos invitan a entrarle voluntariamente al lavadero antes que nos obliguen por ley.

Yo les creo. Antes que ese movimiento se extienda a todo el país yo ya me compré mi mandil. Luego, cuando la demanda por mandiles para hombres sea mayor, se van a poner caros.

Eso sí. Si me exigen que vaya a encuerarme al show ése de Sólo para Mujeres, no le entro aunque me metan al bote. Porque luego no falta el libidinoso que se cuele por ahí vestido de vieja.

Y háganle como quieran.

VIVA MÉXICO:   Tanto estuvieron jodiendo los televisos, especialmente el leedor de noticias Ortega, hasta que suspendieron al juez que le otorgó la libertad a un acusado de ser narco, apodado El Güero.

Pero despuecito de eso, un juez le rebajó la sentencia a la mitad al hermanísimo Salinas, dejando la cuestión jurídica lista para que otro juez al rato lo deje libre bajo fianza. Y el televiso Ortega y los demás medios de información, callados. Eso sí que es sospechoso, no el que los jueces dejen ir presos.

Los jueces para eso están, para liberar detenidos. Ése a sido su trabajo siempre. Pero y los televisos, żpara qué están ahí?

Se empiezan a delatar solitos los de la dinastía Azcarraga acerca de la manera en que se han hecho ricos ellos y gente como Zabludowsky. Por eso no dudo ni tantito que para cuando Ortega se retire también sea millonario. Cuando menos el está haciendo la lucha.

Dicen que Televisa da conferencias de periodismo a estudiantes de comunicaciones y Ortega es uno de los oradores. Quisiera asistir a una de sus conferencias. Me muero por saber, directamente de expertos, cómo se esconde el dinero que produce el ocultamiento de noticias, el hostigamiento a los débiles y la desinformación política.

Las noticias de Televisa no son medicinas, no hay que tragarlas por la fuerza. Más bien son veneno para la mente. Pero mientras más tonto sea el televidente, más fácil es engañarlo. Todos sabemos esto, pero nadie hace nada para evitarlo.

Aunque para eso hay rituales chinos.

EL "TERCER OJO" MILITAR:   Agreden a más militares en la capital del país.

Esta vez balearon desde un auto en marcha a dos militares que circulaban por la unidad Tlatelolco, y mataron a un teniente coronel de un tiro en la cabeza e hirieron a un teniente.

Los agresores les dispararon desde otro auto en movimiento evitando que las víctimas, armadas hasta los dientes desde que mataron a los militares cerca de Los Pinos, respondieran el fuego. Está claro que los atacantes tienen entrenamiento militar. Entrenamiento pagado por los contribuyentes, desde luego.

Y como lo advertí antes, si en el atentado anterior había 19,000 hombres buscando a los asesinos, en este atentado no hay ni una docena. Se acabó la novedad. Entramos en la segunda fase de la guerra civil en México.

NUESTRO FÚTBOL:   Los periodistas suramericanos formaron, al final de la Copa media-América, la selección ideal. En esa selección designaron a Rafa Márquez como mejor defensa central. O sea, todo el mundillo futbolístico sabe la posición que juega Márquez. Excepto Lapuente.

#2. Dicen los irresponsables y languaricos televisos (Orvañanos y Domínguez Muro, por supuesto) que se demostró que somos terceros en Suramérica por lo del tercer lugar de la selección en la Copa.

Solamente un ignorante en su profesión piensa tal barbaridad. A quién se le ocurre pensar que México está arriba de Argentina. La selección fue tercera por el sistema de competencia, no por su calidad. Si Uruguay ganó solamente un juego y jugó la final, imagínese cómo estarían los grupos en la mentada Copa.

GUERRILLAS:   En conflicto armado civil los huérfanos y los niños de la calle, de los dos sexos, se agrupan en unidades especiales. Ahí reciben entrenamiento militar adecuado a su edad y habilidades naturales.

No hay quién odie tanto al enemigo como los huérfanos de guerra, así que estos muchachos resultan, con la instrucción adecuada, excelentes comandos con valor suicida.

Los menores de edad reciben atención especial para desarrollar su agilidad física natural, su natural falta de miedo a la muerte, y su inteligencia. Si hay tiempo para enseñarlos correctamente, en seis meses de entrenamiento militar aprenden a evaluar situaciones militares con el doble de capacidad mental de cuando empezaron el curso. De otra manera aprenden sobre la marcha.

La artes marciales para estos niños son del tipo que desarrolla la elasticidad en las coyunturas. Su campo de acción es la guerrilla urbana, no el campo abierto, con el fin de sacar ventaja a sus habilidades físicas y facilidad para trepar a los techos.

En cuestión de armamento estos niños generalmente reciben instrucción para manejar explosivos, incluyendo granadas de mano, e instrucción en el manejo de armas de fuego cortas.

Actualmente el Ejército Mexicano está enrolando jóvenes de 16 años, pero su instrucción militar y mental no es la correcta. Además, mientras no haya guerra abierta la presencia de niños en combate es ilegal e inhumano. Y dicen Gurría, Labastida y Zedillo que en México no hay guerra.

żUsted qué creé?

LAS HAZAÑAS DEL "H" EJÉRCITO MEXICANO:   En Chiapas, militares ebrios irrumpieron en una fiesta popular hiriendo a tres personas, entre ellas a una señora que resultó con un balazo en una pierna.

Los simios en uniforme interrumpieron una festividad local en un poblado y arma en mano obligaron a las mujeres a bailar con ellos. Cuando los hombres del lugar se molestaron, los militares dispararon y golpearon a uno de ellos en la cara con la cacha de pistola.

A lo que hemos llegado en este país.

Sugiero yo que inviten en ese pueblo al general Cervantes, chicho de la Defensa, y le otorguen otra bandita de tela de colores en el pecho como premio a la buena disciplina y educación de sus guachos. De cuestiones militares sabe poco, pero se ve que le gusta que le regalen de esas cosas.

Al ``supremo'' de los sardos, Zedillo, con mandarle un pergamino con mención honorífica bastaría pues ya tiene una banda tricolor.

Bien dicen que los perros se parecen a sus dueños.


* Master, Estrategia Militar China

E-mail: visionpf@direct.ca


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Copyright © 1999, Francisco J. Vargas