Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #29: El Secuestrador Pierde El Derecho A Vivir

Los secuestros son una epidemia, un flagelo mundial qué afecta especialmente a los países cuya policía es socia de secuestradores. En este aspecto México ha sido tierra prometida para los delincuentes.

Sin embargo se ha descubierto que las autoridades han estado inmiscuidas en los más sonados secuestros. Para terminar con el crimen no hacen faltas ni más leyes ni policías, únicamente hay que meter al bote a jefes policíacos y procuradores pillos. Son oficiales y delincuentes simultáneamente.

El secuestro en si es un crimen peor que el asesinato. La víctima y sus familiares sufren tortura psicológica peor a la muerte, especialmente si mutilan o violan al secuestrado para angustiar a sus familias y forzar o aumentar el pago de rescates.

Por eso el secuestrador, incluido el roba-niños, merece ser ejecutado. La pena de muerte para este tipo de delincuente debería ser de rigor.

Las culturas más antiguas tienen establecida la pena de muerte para asesinos y ladrones. El que toma la vida (o propiedad) de otros tiene que pagar con su vida. Siglos van, siglos vienen y no se ha encontrado mejor solución para castigar este tipo de bestias.

Los oponentes a la pena de muerte (obviamente no han sufrido en carne propia un secuestro) alegan que ésta sería asesinato de Estado, pero no es cierto. En cambio, sin pena de muerte legal los cuicos actualmente matan y desaparecen ilegalmente a muchos sospechosos, especialmente pobres. Los ejecutan y los tiran en los arrabales, pues los holgazanes no van a cavar tumbas para sus víctimas.

Desde que hay militares en la policía ultiman a sus víctimas con el ``tiro de gracia.'' Luego los procuradores taimadamente achacan esos asesinatos a ``ajustes de cuentas entre narcotraficantes.''

Hace días cuicos en Jalisco arrestaron a un empleado de banco acusado por los americanos, y se les murió dizque en "circunstancias misteriosas," de heridas en la cabeza, Según los policías el occiso se auto infligió esas heridas mortales. En tras palabras, la víctima esperó toda su vida a que lo arrestaran para suicidarse.

Asesinatos de Estado como ése se evitarían implantando la pena de muerte legal que afecte lo mismo a ciudadanos que a cuicos y sardos.

Los secuestros y asesinatos cometidos por autoridades es lo repugnante para la sociedad, pues al quitar vida y libertad ilegalmente a los arrestados causa tanto terror en las familias de las víctimas como el que causan secuestradores y sesinos comunes.

Es lógico y justo que los desalmados que secuestran sean ejecutados por su terrible crimen. Pero abiertamente y tras juicio legal, no porque así lo decida un jefe policíaco en las mazmorras carcelarias.

Dicen los oponentes a la pena de muerte que las ejecuciones nunca han detenido a los asesinos, pero menos lo hace la cárcel. La mismísima autoridad al matar delincuentes está demostrando que únicamente la pena de muerte los reprime.

Hay que reformar el sistema jurídico e instalar un sistema de jurado público que decida quién merece la pena de muerte. España, qué nos legó las más retrógradas leyes que conforman el sistema legal mexicano, adoptó ya el sistema de jurado para frenar la perversa costumbre de los policías de convertirse en jueces y verdugos.

Pero la raíz del problema de los secuestros va más hondo y no se solucionará con la pena de muerte únicamente. Por ejemplo. La crisis económica incrementa la delincuencia, pero también la mala conducta de nuestros gobernantes es mal ejemplo para la ciudadanía.

El pueblo ve que el Gobierno paga billones de dólares para rescatar empresarios ineptos o ladrones - recuérdese el escandaloso rescate de las autopistas hace seis meses (que costó cientos de miles de millones de dolares) y el presente escándalo del Fobaproa usando fortunas que pertenecen (creo) al pueblo.

En la última década el Banco Mundial prestó a México 12 mil millones de dólares. ¿Dónde están? Y de los impuestos recaudados, nada más en Toluca se "extraviaron" 8 mil millones de pesos.

Todos los estados tienen déficits económicos a pesar de lo exigente de la recaudación, pues Hacienda no le perdona un peso a ningún ciudadano, excepto a Televisa y otros medios de comunicación que aceptan callarse los robos de los gobernantes.

En cambio, no hay medicinas en el Seguro (pero si tiene dinero esta institución para patrocinar spots de publicidad para el ``periodista'' López Dóriga); no hay ayuda oficial económica para damnificados; no hay carreteras nacionales decentes; no hay educación aceptable; hay mexicanos muriéndose de hambre, hay represión militar, etcétera.

Por agachones tenemos que soportar a policías, burócratas y políticos corruptos. Ante tan ejemplar corrupción no es de sorprender que a muchos mexicanos se les haga fácil robar y secuestrar. Si el padre es ladrón el hijo seguirá sus pasos.

Además el gobierno mismo capacita a los delincuentes con el dinero del pueblo, para que más nos de muina. Si, entrenan a miles de jóvenes con técnicas policíacas de alto nivel con el pretexto del narcotráfico, de los rebeldes, y de los secuestradores. Vienen técnicos extranjeros de todo el mundo -de Israel, Inglaterra, Canadá, Colombia, Guatemala (a ver cuándo le pedimos instructores a Las Malvinas) y muchos otros lugares - a entrenar a nuestros futuros secuestradores.

A los militares los mandamos a capacitarse a la Escuela de las Américas en los Estados Unidos, dónde rápido los convierten en expertos matones (sin conciencia ya van desde aquí).

Lo irónico es que Inglaterra, por mencionar un país, fue el primer país que formó un cártel de drogas al monopolizar el tráfico de opio en China el siglo pasado, y sus colonias son hoy por hoy las primeras en el lavado de dinero sucio. Sin embargo, Scotland Yard hipócritamente capacita a agentes mexicanos dizque para combatir el narcotráfico pues "hay mucha corrupción en México."

Desgraciadamente los policías extranjeros traen costumbres sadistas como la de encadenar los pies a los arrestados, y la de hacer cárceles de alta seguridad utilizando la tortura psicológica importada de Los Estados Unidos, pero no su higiénico método de vida en las cárceles.

Pero mientras más capacitan a los policías y militares mexicanos, peor le va a la ciudadanía. Cuando son dados de baja en sus respectivas corporaciones, encontramos jóvenes ambiciosos de dinero y poder pero sin habilidad para buscar otro trabajo en la sociedad que no sea el de manejar armas y matar gente.

Algunos excuicos acaban en agencias privadas de seguridad ganando el sueldo mínimo, pero el resto se sumergen en el bajo mundo dispuestos a todo con tal de hacer dinero rápido. Y como "el qué fue soldado nunca más le temerá a la muerte," no le tienen ningún respeto a las vidas ajenas. De ahí los audaces secuestros y robos bancarios, pues con la víctima en sus manos y bien armados los secuestradores no le temen a las autoridades ni a nadie más.

Lo curioso de todo esto es que los americanos y europeos están entrenado, sin saberlo, a muchos jóvenes que luego tomarán parte en la próxima guerra civil en México. Pero mientras revienta la revolufia esa muchachada inescrupulosa le está pegando a todo mundo con tal de hacerse ricos en 24 horas.

Un delincuente empieza robando mercancía y termina secuestrando gente. O sea, es ``un ladrón qué se roba a la gente." Un acto despiadado y merecedor de la pena de muerte. Secuestrar es más dezlenable que rebelarse contra el gobierno. Rebelarse puede ser justificable, pero nunca lo será secuestrar, pues no es seguro que la víctima regrese viva.

Mientras tanto, otros hacen su agosto con el dolor ajeno. Los americanos e ingleses, listillos ellos, monopolizan el negocio de las aseguranzas contra secuestros (160 mil dólares al año cuesta una buena póliza) y las subsecuentes negociaciones con secuestradores, que es dónde está el dinero en grande y legal.

Cada negociador de aseguranzas que dialoga con los secuestradores para que liberen a un cliente gana alrededor de cuatro mil dólares al día, y a veces se requiere de dos negociadores y las pláticas pueden alargarse a dos años. Por esta razón los extranjeros nunca van a enseñar bien a los cuicos de aquí, pues eso arruinaría el negociazo.

Aparte está el negocio que hacen los vendedores de autos blindados, armamento pesado y servicios (malísimos) de escoltas. Esto de los secuestros es una industria que deja pingües y legales ganancias a mucha gente incluyendo a los secuestradores.

La pena de muerte a ladrones y secuestradores pondría fin a este vergonzoso sainete. Pero nunca legislarán en México para que haya ejecuciones, ya que los políticos y policías serían los primeros en pasar al paredón. Por tal motivo los televisos hacen discreta campaña contra la pena de muerte.

Dice Zedillo, respecto a los secuestradores, que hay que acabar con las "ratas inmundas" pero no dice nada de los policías inmiscuidos en tales crímenes. En este país el que robe una gallina se pudrirá en la cárcel, como bien dice el presidente que les pasará a los delincuentes pobres, pero el que se robe muchos millones será hombre respetado. Ahi está el ejemplo de los banqueros y ex funcionarios ladrones.

Mientras tanto, muchos inocentes son torturados para que confiesen crímenes ajenos y los policías y pillos culpables con dinero anden por ahí libres o lo mucho bajo fianza. Con más dinero que la justicia, les sobrarán ardides para escapar de las garras de la ley que tanto se enseñorea con los pobres.

La justicia mexicana no quiere saber quién tiene la razón sino quién pone suficiente dinero en la balanza para provocar su inclinación. Pregunte por ahí a ver cuántos ricos hay entorilados en México. Asi sabrá a que atenerse.

Y la burritis crónica que nos aqueja nos impide exigirle al Gobierno que imponga la pena de muerte a los criminales de raza.

Mejor andan los legisladores tratando de encarcelar como adultos a menores de edad (imitando otra vez a los americanos) cuando el verdadero culpable es la sociedad misma, que falla en su deber de proteger a los niños. La violencia campea porque se permite la violencia gratuita en películas importadas de Hollywood. Esta propaganda sólo hace ricos a los departamentos de policía en el país vecino.

Lo que deberíamos hacer es aplicar las leyes existentes y no andar inventando otras. Y ya en ésas, deberíamos poner alto a tanto policía extranjero que enseña principios sadistas a los mexicanos. Conducta que la verdad no van con nuestras costumbres y hace de nuestros muchachos monstruos en uniforme educados para reprimir ciudadanos - que les pagan su sueldo - con lujo de violencia.

Pero los policías extranjeros y este gobierno tienen un concepto erróneo de la verdadera función y conducta de la policía.

PARA MORIRSE DE RISA:   Es francamente lastimoso ver a un policía como Debernardi ponerse tanto colgajo de hojalata en sus grotescos uniformes. Parece el hombre-neón.

Uno no puede evitar pensar que los funcionarios policíacos en México deben tener la cabeza vacía y por eso gustan de tanto ornamento exterior.

Ni le cuento lo horrible de los uniformes de la cuicada, si usted mismo los puede admirar. Y los uniformes de los militares no se quedan atrás: parecen uniformes de gasolineros. ¡Qué feos están!

Alguna vez, - de recién que se los copiaron a los americanos - los uniformes militares fueron pasaderos y no ofendían tanto la vista. Pero los han degenerado tanto que francamente ya da lástima verlos. Menos mal que siempre andan armados, de otra manera causarían risa.

Peor está nuestra selección de fútbol: Queriendo impresionar al pueblo con un uniforme patriotero a falta de buen juego, los directivos visten a los jugadores como lechugas con patas de rábano.

En otros países tienen a modistas de prestigio para vestir a sus selecciones de fútbol.

En China hasta contrataron a famoso modisto francés para que diseñara los uniformes militares de esa nación.

Y es que aparte de dinero hay que tener inteligencia y buen gusto para hacer uniformes más o menos decentes. Aquí en México hay que dejar que diseñen los que saben, no las amantes de los prohombres aztecas.

A ver quién se anima y se los dice: yo no me atrevo.

EL ``TERCER OJO'' MILITAR:   Con rituales taoístas chinos (ver columna #14) los ciudadanos pueden defenderse de países insolentes sin necesidad de hacer uso de las armas.

Si más no hay (y con estas autoridades inútiles nunca hay apoyo al pueblo) bastaría con que cada persona prendiera un billete para quitarse de encima a los enemigos nacionales.

La estrategia china hace hincapié en que por muy fuerte que una persona o país sea, si tiene demasiados enemigos acabará siendo destruido por éstos. Y como hasta mujeres y ancianos pueden hacer rituales, no hay ejército ni nación que resista un ataque simultáneo de civiles a través de rituales.

Ya en muchas naciones sus minorías hacen rituales para disminuir los abusos de autoridad y discriminación que sufren constantemente. Ni necesidad tienen de demandar a los que los oprimen, pues los rituales logran el castigo de los culpables de manera más eficaz que la justicia terrenal. Esto deberiamos hacer en Mexico.

A lo mejor tambien por lo de los rituales India y Pakistán se pitorrean de las sanciones económicas de los americanos y europeos debido a sus pruebas nucleares. Saben demasiado de rituales. Además, los franceses, americanos y rusos hacen pruebas nucleares y no permiten intromisiones ajenas pero son los primeros en poner el grito en el cielo cuando países pobres hacen lo mismo.

La fuerza de las armas cede lugar a la fuerza de los rituales y ahora los países que por siglos fueron insolentes con los débiles se encuentran desconcertados ante la aparición de la poderosa magia militar china en manos de tanta gente. Especialmente porque no hay expertos en los países avanzados que puedan contrarrestar los rituales taoístas, pues ignoran cuantas clases de rituales hay y en que forma son ejecutados.

Ante la embestida de los rituales chinos las bombas nucleares, químicas y bacteriológicas son insuficientes pues ningún gobierno sabe dónde ni cuantos oficiantes hay en el mundo ejecutando rituales. Con decirle que hasta los países islámicos están ya enterados del poder de los rituales chinos. A ver que hacen los palestinos.

Y por más que la propaganda católica insiste que los rituales son superstición, la gente no es tonta y sabe lo que es bueno.

No es descabellado pensar que el fin económico y militar de varios naciones hasta ayer poderosas está my cerca debido a los rituales chinos. China tiene más rituales y soldados que las demás naciones y sus técnicas militares y metafísicas son más interesantes para los oprimidos que el aparatoso armamento de los países occidentales.

Mientras más países débiles hagan rituales, menos fuertes serán los países ``avanzados.'' A ver en qué acaba esto.

COSAS ODIOSAS:   Ya me tienen hasta la corcholata los ibéricos con su maldita costumbre de escribir México con jota. No siendo palabra de origen español, ¿qué diablos les importa a ellos como la escribimos por acá?

Pero han de meter su cuchara en todo. Uno de ellos me dijo que en México no hablamos español, sino ``mexicano,'' hagame favor.

Asi que con su acostumbrada arrogancia escriben México a su manera. ¿Por qué no escriben Kuba, o Bietnam, o Arjentina? Pues no. Ya se les hizo costumbre molernos a nosotros.

Así que sus excusas también me valen a mí y estoy pensando escribir España sin eñe (Espana). Al fin que siempre me ha caido mal esta letra. Y ellos que escriban México como les de su pinche gana.

CUCHILLITO DE PALO:   Hay extranjeros impertinentes que se sienten con obligación de meter la mano en la situación política en México.

Ahora es el Papa: dijo que cuándo venga a México el año entrante quiere "encontrar el país pacificado (lease reprimido)."

Hombre, pues que rápidamente agarre un rifle y se descuelgue por acá a darles una manita a los soldados en Chiapas. Al fin que sus obispos en México ya hablan y actuan como militares.


* Master, Estrategia Militar China

E-mail: visionpf@direct.ca


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Copyright © 1998, Francisco J. Vargas