Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #282: La Mezquindad De LaVolpe

Hace dos mil quinientos años, cuando en este Continente y en Europa los habitantes de dos patas se hallaban en atraso cultural tal que parecia que apenas se habían bajado de los árboles (con decirle que antes de ir a civilizarse en China los espanholes comían carne cruda, entre otras muchas y variadas gracias sociales), Confucio oficializó el siguiente principio de civilización en China: Es la Ética -cortesía, respeto, decencia-, lo que nos separa de los animales. Porque aunque exteriormente los hombres son iguales, algunos son tan diferentes en conducta como el perro lo es del hombre. El mismo Confucio le concedió tal importancia a este principio, que aseveró que para el hombre pensante es preferible morir que carecer de ética.

O sea, no se puede pretender ser civilizado y actuar como bárbaro, pues sus hechos delatan a la persona. Ahí están como ejemplo las guerras de cada día para corroborarlo. Por algo dice el proverbio chino: Mientras más conozco al hombre, más estimo a mi perro. El problema aquí es que aunque supuestamente el hombre ya perdió la cola, algunos todavía la traen escondida bajo el pantalón.

Recuerdo, al respecto, una fábula oriental que leí de niño. Éste era un mono amaestrado que habiendo escapado de un circo, llegó a la selva con sombrero y pantalón de tirantes (overall). Y sin cola, ya que la escondía bajo el pantalón. Como corresponde a un "evolucionado" chango vestido y "sin cola," el mono apantalló a sus congéneres lo suficiente para convertirse en el mero-mero de un grupo de atónitos simios que prestos le rindieron pleitesía y lo elevaron a la posición de número uno. Era todo un espectáculo para la changada, y para los hijos de la changada, ver a su líder vestido y con sombrero tipo bombín cruzar ágilmente el espacio entre las copas de los árboles asiéndose de las lianas únicamente con las manos.

El simio vestido se regodeaba en su buena suerte y en la ingenuidad de sus súbditos, hasta que un mal día su vanidad lo perdió. Por desconcentración no midió bien un salto, y el fallo de cálculo le llevó a perder el equilibrio, precipitándose al suelo desde lo alto de un árbol. En su desesperación al darse cuenta que el salto al vacío le produciría violenta muerte al estrellarse contra el duro suelo, el monito desenrolló larga cola que ocultaba bajo el pantalón para en poco acrobática maroma agarrarse con ella de una rama salvadora. En la grotesca maniobra perdió la figura y hasta el sombrero. Lamentablemente para él, aunque salvó la vida su reinado terminó abruptamente. La indiada, digo, la changada, le dio la espalda inmediatamente al perder su encanto de mono evolucionado y quedar colgando de su supuestamente "inexistente" cola. El tarugo se exhibió solito, pues.

Fin de la fábula, y "cualquier parecido con personajes reales es puramente coincidencia." Or maybe not.

Porque durante la primera semana de abril del año en curso, el entrenador de la Selección mexicana de fútbol, Ricardo Antonio LaVolpe, dio la lista de los jugadores que llevará al Mundial en Alemania...y enseñó la cola que había escondido muy bien durante casi cuatro años: Dejó fuera del Mundial a Cuauhtémoc Blanco. Como el mono en la fábula, LaVolpe quedó súbitamente colgado de la rama de un árbol al exhibirse voluntariamente como persona carente de ética...y con mucha mala leche. Peor todavía, LaVolpe deja entrever que carece de control de sus propias emociones en un puesto tan delicado, que equivale al de general en el ejército. Ya sabemos lo que dicen en China sobre la carencia de ética, pero más grave es perder el norte de los sentimientos propios, lo cual revela a la persona como inmadura. Su estupidez lo lleva incluso a creer que los babosos somos nosotros, y que nos engañará con sus pueriles excusas. ¿Quién respetará a un infantiloide al frente de la Selección -vea lo que le pasa al aniñado Vicente Mariquita Fox- que representará a millones de aficionados mexicanos?

La cosa estuvo así. Cuando LaVolpe dirigió al Atlas (¡de Guadalajara!, gritarán los chafas televisos narradores de fútbol, como si hubiera otro Atlas en Primera), manejó conceptos de fútbol muy interesantes (tanto, que hasta la fecha ningún otro técnico ha podido llenar sus zapatos en ese equipo). A mí, francamente, me tenía con la boca abierta. Cuando fue nombrado técnico nacional, por sobre el merolico en que se ha convertido Hugo Sánchez, también me pareció la mejor decisión, pues manejar un barco del tamaño de la Selección no es "enchílame otra."

En esos días LaVolpe decía, antes de exhibirse como mentiroso, que haría jugar a la Selección ofensivamente "en todas partes no solamente en el Azteca," (pero entregó el juego contra el equipo nacional gringo el año pasado). Luego dijo falsamente que no necesitaba llamar seguido a Cuauhtémoc porque ya lo conocía y tenía "un lugar en la lista mundialista." Mintió de nuevo cuando aseguró que como técnico nacional tendría opciones para jugar de diferentes formas, puesto que tendría acceso a todos los jugadores que quisiera, pero la excusa para dejar fuera a Cuauhtémoc fue precisamente que el jugador "no encaja en su sistema." A estas horas ya le habrá crecido a LaVolpe la nariz como a Pinocho.

Mire usted. Los aficionados podemos tolerar a un técnico rudo, plegado a las órdenes del Multiplicador de Mierda televisada (si hasta Mariquita Fox, los candidatos a Presidencia y el dizque "honorable" Congreso en masa se le hincan a Azcarraga-3, sáquele cuentas al problema), y hasta antipático. Lo que nos repatea es que alguien en ese puesto utilice a la Selección y a México para vengarse de sus "enemigos" personales, pues nos está utilizando también a los aficionados. Los pleitos personales deben mantenerse en el ámbito casero-personal, y no involucrarnos a los demás.

Por eso, cuando LaVolpe tomó las riendas de la Selección, dije que si no quería llamar a Cuauhtémoc con nosotros los aficionados no tendría pleito. Nadie está obligado a querer a nadie a fuerzas, y entre ellos dos ya sabemos que hay raspones personales. De manera que si LaVolpe nunca hubiera llamado al americanista, nadie habría pestañeado siquiera cuando anunció que Cuauhtémoc está fuera del Mundial. Tampoco el jugador se hubiera sentido agraviado, pues arrieros somos. Lo malo es que ahora nos queda claro que desde el principio LaVolpe tenía planeada su venganza contra el jugador mexicano...pero utilizando a la Selección como arma.

LaVolpe hizo siempre lo necesario para hacerle sentir a Cuauhtémoc la diferencia profesional entre ellos: Se comunicaba con el jugador por recaditos entregados por sus achichincles, y luego le tendió la trampa de predisponerlo contra los demás seleccionados a través de Jorge Campos cuando el panchito aquél por las vacaciones del jugador (Campos, como persona, es un tramposo despreciable), para finalmente argumentar que su exclusión es una "decisión técnica." Eso es deleznable por donde quiera que se le mire, pues taimadamente hizo creer al americanista que los resentimientos quedaban atrás en aras de los intereses de la Selección. Cuauhtémoc cayó fácilmente en el garlito porque el jugador será todo lo conflictivo que los directivos dicen, pero evidentemente es un hombre de buena fe, derecho y sin dobleces que asume consecuencias -o sea lo opuesto de LaVolpe-, y que francamente no merecía ese trato. Trato que por cierto ningún directivo de la FMF cuestionó. Ya lo pagarán todos ellos pues aún lastimado, fuera de forma o jugando en una pierna, Cuauhtémoc es mejor que cualquier otro jugador de los convocados.

(Eso no se hace, LaVolpe, por grande que sea el encono. Dices que te "morirás con la tuya," y tienes razón. Dicen en China que sin ética más valdría morirse, y también tienen razón: Te harías entonces un favor si siguieras ambos consejos. Después del incidente que encueró tu naturaleza, ¿para qué vivir?)

LaVolpe puede sentirse satisfecho de haber utilizado a México para saciar su sed de venganza, al fin que en la guerra todo se vale. Pero aún en el campo de batalla hay reglas de conducta inviolables, y el costo para él mismo será mayor que el infligido a su víctima. Dejándolo en México, LaVolpe hará jugar a Cuauhtémoc su mejor mundial en ausencia, haciéndole la mejor campaña de relaciones públicas posible al americanista. El clásico caso de cortarse dos piernas con tal de cortarle una al adversario, de ganar pero perder, de derrotarse a uno mismo cuando la situación no requería la auto-inmolación. Craso error de apreciación, vaya.

Porque después de todo, dentro y fuera de la cancha Cuauhtémoc siempre será "nuestro jugador," con o sin virtudes y defectos, mientras que LaVolpe siempre será solamente el LaVolpe de Argentina que dirigió la Selección en tal o cual Mundial, aunque ganara el campeonato mundial. Con su proceder el técnico nos ha agriado a muchos la alegría de estar en un mundial, pues no se debe manosear groseramente a un símbolo nacional. De por sí andamos escasos de genios futbolísticos (no somos Argentina ni Brasil en ese renglón), y si el único que tenemos lo ningunea LaVolpe con su mala fe, pues entonces estamos fritos.

Alega inútilmente LaVolpe que los demás jugadores merecen respeto -lo cual es discutible, pues si fueron capaces de solidarizarse con el técnico en contra de un jugador nacional al que muchos de ellos martirizan frecuentemente a patadas en las canchas, qué no harán-, pero quien definitivamente no merece respeto es el técnico. Y no, no voy a llegar al extremo de diseñarle una petición del meteorito rojoa LaVolpe -tampoco se merece eso pues no es cosa de usar escopetas para matar mosquitos-, suficiente castigo por sus actos tendrá al mirarse en el espejo cada mañana.

Se queja el argentino que a técnicos anteriores no les criticaron tanto una decisión de dejar fuera a jugadores, pero es que la tarugada de LaVolpe ha sido mayor. Soy de la opinión que si a un jugador le asustan las patadas, mejor se quede en casa. Pero el rechazo de los jugadores hacia Cuauhtémoc por tomarse unas vacaciones después de ganar el campeonato con el América, es una puñalada por la espalda posiblemente originada y azuzada por el cuerpo técnico. Da tristeza que jugadores seleccionados mediocres sean tan celosos con un compañero de profesión como para denostarlo y conspirar para mantenerlo fuera de la Selección después que algunos de ellos lo han cosido a patadas durante años, con la complicidad de árbitros criminales. Y cuando el jugador se quiso reponer físicamente, con el consentimiento previo de LaVolpe a través de Jorge Campos, ¡se quejan los demás jugadores que ellos sí están al pie del cañón!

Campos, repito, fue buen portero pero no es la persona de buen corazón que todos piensan. La fracción de segundos que toma pestañear una vez me basta para con ayuda de la fisonomía militar china saber que Campos es traicionero, mentiroso y convenenciero. Y el otro ayudante de LaVolpe, Francisco Ramírez, no canta mal tampoco.

Desgraciadamente, Cuauhtémoc es un genio en su profesión, y los genios en todas partes la tienen difícil porque los demás se sienten amenazados por talentos de primera clase, por eso México es cementerio de talentos donde los inteligentes son relegados por colegas mediocres e inseguros de sí mismos. El único que ha entendido a Cuauhtémoc, y no sin altibajos, fue el técnico holandés Leo Beenhakker. Los demás han sido enanos tratando de decirle a un gigante cómo hacer su trabajo. Alguna vez he dicho que este jugador no está muy pulido en gracias sociales, pero su vida fuera de la cancha no me interesa y nunca he soslayado su capacidad profesional de primera clase. Saber manejarlo en la cancha es precisamente para lo que pagan fortunas a directivos y técnicos. Si vamos a que los técnicos la tengan fácil, pues mal andamos porque su función es armonizar equipos de leones rasurados sin ventilar mucho rencillas personales. Vea cómo fracasan infinidad de técnicos no porque no sepan de fútbol, sino porque ignoran las facetas secretas de la naturaleza humana.

A estas alturas ya habrá notado usted que estoy desilusionado con LaVolpe, ya que esperaba más de él. Dicho eso, también tiene derecho a hacer las cosas como mejor las piense. Por mi parte, tengo el derecho a criticarlo si así me place, aunque es únicamente mi opinión.

El Mundial en Alemania brillará un poco menos para nosotros sin Cuauhtémoc.

Por otro lado, cada mundial se agiganta más la figura del técnico argentino César Luis Menotti, víctima también en México de enanos mentales -principalmente de Azcarraga-2, padre del actual mangoneador de México y de la Selección-, quienes se propusieron no dejarlo concluir un trabajo con la Selección nacional que prometía mucho y nunca sabremos cuánto hubiera logrado.

LaVolpe no opacará el recuerdo deportivo de Menotti en México ni el de un ausente Cuauhtémoc en Alemania, pues tiene más en común con Hugo Sánchez de lo que imagina. Se parecen tanto...


PERMANENTE UNO: Para que las peticiones del meteorito rojo funcionen a la perfección, necesitamos mensualmente desde un mínimo de tres peticiones quemadas (el número taoísta mágico), hasta el mayor número de participantes que quieran unirse, pues no hay límite.

Yo quemo una petición del meteorito rojo, mi compadre quema otra, así que ya tenemos dos, y mensualmente necesitamos solamente un oficiante más -Uno Solamente- para hacer al menos un triángulo esotérico y mantener activa la rueda de los desquites contra los enemigos de los mexicanos. Tarde o temprano, así nos tome un siglo, llegaremos al número que mantenga las peticiones del meteorito rojo en movimiento perpetuo.

Afortunadamente, al final de cada mes tenemos actualmente como cuatrocientos oficiantes en total que bajan las peticiones del meteorito rojo, más un número indeterminado a quienes esas mismas peticiones se distribuyen a través del correo electrónico por los lectores de esta columna. Es decir, ya somos un ejército de hacedores de rituales chinos. Chico o grande, pero somos un ejército invulnerable, invisible y anónimo. Los ladinos, obispos y rabinos no podrán tocarnos metafísicamente ni aunque sigan asesinando a diario niñas mexicanas para sus trabajos de magia negra contra los mexicanos nativos.

Yo pre-magnetizo personalmente cada una de las peticiones del meteorito rojo y no hay manera de que nadie las neutralice. Este temible ejército metafísico seguirá creciendo día a día. La cosa se va a poner mejor para nosotros, y peor para los chupa-sangre. Se lo garantizo yo.


PERMANENTE DOS: Aunque frecuentemente me preguntan los lectores acerca de la posibilidad de que yo ejecute rituales para ellos, mi contestación es siempre la misma: Con los rituales descritos en el libro Ocultismo Chino, la persona puede hacer por sí misma mejores trabajos esotéricos que los de cualquier cardenal o chamán profesional, y sin necesidad de divulgarle secretos íntimos a extraños. En cambio, el lector puede obtener de mi parte algo todavía más valioso y secreto: A falta de mejor nombre le llamaremos a este objeto "caja negra." Su función es buscar el punto metafísico más favorable que garantice a la persona, y a toda su familia viviendo bajo el mismo techo, no solamente lo mejor del presente, sino del futuro. Sin importar a qué se dedica la persona, el objeto ayuda al propietario a convertirse en el tronco generacional que sostendrá metafísicamente a la familia de allí en adelante para que se afiance en el presente y en generaciones posteriores, manteniendo hijos, nietos y bisnietos la buena suerte y el poder esotérico adquirido inicialmente. Así se evitan fácilmente fracasos y encarcelamientos futuros en la familia (o se logran liberaciones en el presente), calumnias, pobreza, mala salud, mediocridad... Aunque claro, ¿cuánto vale tan preciado objeto, lo mejor del arte metafísico, que otorga tanta ventura a tantas vidas? Si usted tiene que preguntarse qué precio tiene la "caja," es que no puede costearse el precio para adquirirla. Para mayor información al respecto basta mandarme un e-mail (visionpf@direct.ca).


PERMANENTE TRES: Debido a la inquietud de algunos lectores de diversas nacionalidades por obtener el libro Ocultismo Chino pero que por diversas causas no pueden comprarlo por Internet, Vision Press Films pone este libro a disposición de librerías de cualquier país interesadas en venderlo directamente a sus clientes.

Para órdenes y/o informes, comunicarse por correo electrónico a visionpf@direct.ca.


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PETICIONES del METEORITO ROJO


* Master, Estrategia Militar China

E-mail: visionpf@direct.ca


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