Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #245: Sara Silver Strikes Again

La Marta-del-Fox, mitad conyugal de la autollamada yunta (par de bueyes) presidencial que saquea actualmente al país desde Presidencia es tan, pero tan avariciosa, que sus ambiciones nunca podrán ser saciadas.

Así de fácil.

La repugnante enfermedad mental de Marta es la típica avaricia criolla de los judíos mexicanos, enfermedad que la ha enloquecido a tal grado -robando al pueblo monedas en "redondeos" que son viles atracos en el súper, metiéndole mano al cepo de la Cruz Roja, apropiándose los premios de la Lotería Nacional, aprovechándose del presupuesto de Presidencia (sin que los auditores ladinos del Congreso protesten), rodeándose de personal militar y civil en calidad de sirvientes sin tener derecho a ello, exigiendo fuertes "donaciones" a empresarios para su asociación falsamente caritativa apodada Vamos México, regalándole ilegalmente a la Igle$ia concesiones de radio y televisión para que le otorguen mañosamente (como todo lo que hacen los avariciosos y pederastas charros negros de la Igle$ia) la anulación a su matrimonio con su primer marido, etcétera-, que su sed de dinero malhabido no podría ser satisfecha ni aunque llegara a ser oficialmente Presidenta de México.

Al contrario.

Pero, las ambiciones monetarias de los ladinos en el poder y sus secuelas legales los dejan peligrosamente vulnerables a indagaciones financieras. Aunque en México, ciertamente, pocos judíos ladrones en el poder han terminado jamás con sus huesitos en la cárcel. Y no es casualidad, sino que saben exactamente cuáles teclas del sistema tocar.

Por ejemplo. La Marta-del-Fox camina peligrosamente en el filo de la navaja y sin embargo se siente a salvo del castigo a sus fechorías. ¿Por qué? Ah, pues porque tiene férreo control sobre las autoridades federales, sobre el Congreso y sobre la Corte Suprema, instituciones repletas de ladinos criminales y mandilones. O sea, pusilánimes y corruptos, gente precisamente de la que gusta Marta para asustarlos y mangonearlos. Si ya arrea al Déspota Fox y a los generaletes verdes a chicotazos, imagínese a las infanterías.

Claro, la impunidad de la maligna bruja de Los Pinos se perpetúa porque ella controla implacablemente a los medios mexicanos de (des)información al grado que hasta ahorita ha escapado a diversas auditorías por sus robos. Es una rata descarada la esposa del presidente, pero es una rata mañosa y protegida interesadamente por los medios. Por eso no salen a la luz pública todas su tropelías.

En su reciente viaje a New York, derrochando el dinero del pueblo y buscando publicitarse, la rata, digo la Marta, asistió "de sorpresa" a un show de Vicente Fernández, el charrito jotilongo y chillón. Buscaba ella congraciarse con la indiada que vive en la ciudad de los rascacielos. Pero sorpresa que se llevó la señora, pues el público mexicano en el lugar le dedicó memorable rechifla de repudio sazonada con mentadas de madre y otras expresiones populares, pues los mexicanos viviendo en los USA no son fácil de engañar por los dadores de atole con el dedo a sueldo de Marta y sus falsas encuestitas "de aceptación."

Y aunque usted no lo crea, ni Televi$a ni TvAzteca, mucho menos periódicos o radiodifusoras nacionales, se atrevieron a informar en México sobre el interesante incidente, pues el miedo no anda en burro. La buena vida que se dan el maligno narco (por aquello del opio televisado al pueblo) Azcarraga-3, también conocido como el M&M, y demás propietarios judíos de medios de desinformación, es posible solamente porque voluntaria y permanentemente aceptan empinarse ante Marta. Sí, todos ellos no pasan de ser putas del Gobierno. Fascistas y vestidos a la alta costura, sí, pero putas al fin y al cabo.

Viva México, ¿eh?

Sin embargo, el Cielo tiene ojos y oídos. La imagen pública (sin mencionar el cochinero en su vida personal) de la primera vaca sagrada no está internacionalmente tan impoluta como ella se ha esmerado en labrar por estos rumbos. Su falsa e inocente imagen distribuida para consumo nacional no es la que de ella se tiene en otros países. Porque ensoberbecida y sabiendo que puede pisotear y mentarle la madre a cualquier dueño de periódico, de estación de radio o de cadena de televisión en México, Marta cometió el error letal que los criollos en el poder suelen cometer y que luego los ponen de guapetonas en el suelo: Se le olvidó que no hay enemigo pequeño.

En efecto. La muerta-de-hambre concubina (religiosa) de Mariquita Fox es experta en sacarle la vuelta a los cerros, pero se resbala fácilmente en las canicas y cascaritas de plátano. Y aunque trae asustados a los mariconetes militares y civiles en el poder, incluidos curas y banqueros (a quienes los gringos llaman robber barons), se le ha colado en su vida a la enana una aciaga canica llamada Sara Silver, corresponsal de finanzas en México del periódico inglés The Financial Times.

Usted recordará que el año pasado (2004) la periodista inglesa sacó al sol los apestosos trapitos sucios de Marta y sus tranzas financieras en su perversa y explotadora fundación, Vamos México.

Pues ahora resulta que ningún medio de (in)comunicación mexicanos nos había dicho que la señora Marta trianguló artificiosamente siete milloncejos y medio de dólares, libres de impuestos por ser dizque "donación," de la filial de su fundación en Gringolandia, Visión México, a su changarrito casero. Es decir, a Vamos México. Es decir, a su cuenta personal. Es decir, se embolsó dólares producto de la extorsión que su condición de esposa del presidente le permite hacer con impunidad.

Los millones de dólares fueron al menos parte de una donación de la Coca-cola gringa a la ídem nacional, dinero que originalmente estaba destinado a obras de beneficencia para indígenas mexicanos y otorgado por la embotelladora de la letal bebida gaseosa, pero acabó en las uñas de la mocha vieja del Maricón Fox. No es de extrañar tal cosa, dado el odio que criollos mexicanos como la bruja maligna de Los Pinos nos tienen a los nativos mexicanos, queriéndonos ver siempre jodidos.

Lo sospechoso es que para manejar esa pequeña fortuna no necesitaban los productores de aguas negras embotelladas a Marta de intermediaria. Obviamente la lagartona abuelita criolla exigió y le metió la mano a ese dinero descaradamente para engordar su propio cochinito. Y como la transnacional refresquera goza de enormes privilegios económicos en México otorgados por su incondicional gato, el presidente Clavillazo Fox, le soltaron el dinero a Marta. Dinero que francamente tiene visos de ser vil soborno, según mi opinión.

Porque a ver. En un artículo publicado el 24 de febrero de este año en The Financial Times, Sara Silver nos hace saber que encontró en Gringolandia una organización no-lucrativa llamada Visión México, filial de Vamos México, y dedicada, según Marta, "a apoyar financieramente programas comunitarios de desarrollo y salud en México."

Juar, juar, juar.

Como si eso fuera posible. Ya sabemos que Marta no le da un peso a nadie, que la ahorcan por un dólar, que ella existe para robar y para que le regalen, no para ayudar a nadie. Y menos para ayudar indios. Dejara de ser judía mexicana.

En fin. El mismo artículo revela que en el 2003, dos años después de fundada, la fundación Visión México tenía en sus arcas siete y medio millones de dolarucos, descontados los gastos. Esos fueron los millones que la enana traspasó a Vamos México. Se le pudo seguir la pista al dinero mientras estuvo en Gringolandia, pero ya en México, Marta tiene intimidado a todo mundo y el rastro se perdió automáticamente pues no hay autoridad que no se empine ante la repelente concubina.

Tan fue ilegal la transacción financiera, que en cuanto Sara Silver destapó la cloaca de los siete millones, Marta, que se encontraba de turista en New York con gastos pagados por nosotros los mexicanos de abajo, perdió el color de la cara y tartamudeando se apresuró a contestar a los reporteros gringos, porque aquí no tiene que contestar nada que no se le pegue la gana, que dizque "Visión México es una fundación legal que paga sus impuestos bla, bla, bla..."

Pero lo que está en duda no es la situación legal de la fundación, ni su pago de impuestos en los USA, sino el destino final del dinero en cuestión. O sea, ¿dónde quedaron los dólares que exprimió a la Coca-cola? Asustada por el asedio de periodistas americanos que no le tienen miedo ni a ella ni a su bueyón "marido," Marta se vio acorralada y sin poder amenazarlos por estar en patio ajeno, prefirió mentir descaradamente alegando que el dinero se lo iba a dar a la judía de rancho, Xóchitl Galvez, para que supuestamente lo repartiera entre los indígenas.

Juar, juar, juar, eso lo quisiera ver yo.

Y se regresó cuanto antes a México donde, oh sorpresa, el hediondo asunto fue sepultado por los encubridores medios nacionales.

Note usted que, con sus meritorias excepciones, los reporteros, periodistas y columnistas mexicanos escriben con el culo en la mano. Y se les nota a leguas. Algunos columnistas, para garantizar la chuleta diaria y su seguridad física, de plano mejor se dedican a escribir chistoretes o sobre las insulsas andanzas de sus viejas. De ese tamaño es el miedo que Marta infunde en los corruptos medios.

Porque en México, país non para los judíos en el poder, el Muñeco y televiso Joaquín López Dóriga, por ejemplo, sujeto encubridor como pocos de políticos corruptos, se la pasa preguntando dónde quedó el dinero que Ahumada le dio a Bejarano, pero asustado evita cuestionar dónde está el dinero que Visión México transfirió a Vamos México. Y eso que nos anuncia que dizque él sí dice "lo que otros no pueden decir." Hágame el cabrón favor. Pero es que su patrón, Emilio Azcarraga Tres, el abominable criollo multiplicador de mierda (M&M) televisada, le debe sus muy lucrativas concesiones de comunicaciones precisamente a Marta.

Hhmmm... País de mierda este, ¿eh?

Ya en su propio gallinero, Marta procedió a darles riatazos a los periodiqueros y televisos ladinos, forzando el total silencio sobre la muy sospechosa triangulación financiera que la va a perseguir como sombra cuando deje el poder. Este escándalo político y financiero de explotación al pueblo de México debiera haberles causado la ignominia pública a la yunta presidencial pues los exhibió como los ladrones que son, pero en este país de imbéciles nunca pasa nada. Todo mundo nomás agachamos la cabeza y seguimos jalando el arado.

Sin embargo, lo que hace Marta sometiendo a los medios no pasa de ser una contención momentánea para torear el descontento del pueblo, ya que tarde o temprano la acumulación de sus tropelías va a reventar cual presa llena a su máximo, y la arrollará junto con sus compinches. El encubrimiento del saqueo desde posiciones de poder es también como tapar la salida de un río crecido: Cuando el agua rompa la obstrucción el daño será mayor todavía.

Por la pronto, gracias a dios, la señora ya consiguió convertir a su marido en un presidente totalmente estéril en su funcion oficial.

Y a Sara Silver, sabiéndose incapaz de manipularla, Marta se limita a acusarla de producir información "imprecisa, sesgada y mentirosa." Con eso se la quita, momentáneamente, de encima, aunque en cualquier momento se le pudiera venir encima el mundo.

Bien. Pero el problema para la sinvergüenza Marta es que The Financial Times ya la agarró de la cola. Y la van a jondear como a los gatos, según dicen en mi rancho.

Mientras más alto llegue Marta en la política, más va a sentir los aguijonazos del diario inglés. No va a ser posible (ya quedó comprobado, ver columna El Lado Divertido De La Vida [Cuatro]) que el mal uso de la fuerza del Estado que tanto abusan los funcionarios mexicanos le meta miedo a Sara Silver. Al contrario, esto demuestra que la primera concubina Marta se confundió, pues en los primeros agarrones que se dio con la Silver, al pensar que tenía enfrente a la babosa y servil "entrevistadora" A-de-la Micha o similares, se quiso pasar de lista y con lo que se topó fue con una profesional del periodismo a la usanza anglo-sajona: Mientras más les saquen la vuelta con mentiras los políticos, más se crecen en sus investigaciones hasta que llegan a la verdad.

Y si Marta piensa que con acallar a la lacayuna prensa nacional para que no le den cuerda a Sara Silver (en un país con un mínimo de decencia el delito hubiera causado retortijones políticos al Déspota Fox y su vieja) se salvó ya del paredón, mejor que se persigne. Porque esta sinvergüenza inquilina de Los Pinos no tiene más que de dos sopas: O deja de hacer marrullerías financieras (aunque según yo ni con exorcismos le quitarían esas mañas), o que se prepare a que la sigan acosando en la prensa internacional.

Desgraciadamente, la yunta (dos bueyes) presidencial ha sido, con excepción de el genocidio que nos causó el chacal Hernán Cortés, lo peor que nos ha pasado en quinientos años. En sólo cinco años de saqueo, sin que nadie diga nada, nos han dejado encuerados este par de ladrones y su apestosa pandilla apodada gabinete presidencial.

Se supone que el presidente es el líder, el protector de las masas, y así lo juró el Déspota Fox cuando tomó posesión de su administración. Pero nos ha resultado un líder falso, tal como lo predije antes de la elección, y en vez de protector del pueblo nos resultó perseguidor de las clases desamparadas acicateado por su demoníaca esposa y por los avariciosos banqueros y curas pederastas.

Lo único que saben Marta-y-Fox es subir impuestos y robarse el dinero del erario sin regresar nada a cambio en servicios sociales. Hacienda exige el pago de impuestos pero no cumple con su función de administrar honestamente ese dinero, pues se lo reparten entre gobernantes y banqueros judíos. Ellos chupan la sangre de los mexicanos desde hace siglos. Hoy sabemos con certeza que el pueblo y quienes desde las entrañas del Imperio del Mal escogieron a Vicente Fox para presidente, le entregaron una tela exquisitamente bordada pero él, vil aprendiz de sastre, la tijereteó y arruinó miserablemente. En política, lo he dicho, Mas vale malo por conocido que bueno por conocer, pero el concepto es demasiado enigmático para nuestro intelecto.

Hoy ya ni llorar es bueno. El techo de nuestra casa que es México se rompió y se nos ha venido encima. Marta-y-Fox nos han destruido el nido. Demasiado tarde para arreglar el entuerto, por eso el país se va a incendiar irremediablemente con todo y habitantes judíos dentro.

Pero al menos sabemos que el coco para la maligna Coca-colita Marta se llama...Sara Silver. Gracias a dios quedan medios bravos como The Financial Times, aunque sean medios internacionales solamente, que no han sido comprados ni intimidados por el demonio encarnado que nos ha resultado Marta.

Y lo que falta por venir, ya que al revés de lo que Marta les escupe en su cara a los periodistas y periodiqueros nacionales, en su encontronazo con Sara Silver y The Financial Times, ella sí que no supo con quién se metió.

Juar, juar, juar.


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