Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #185: De Ambiciones y Curas Malignos

Mal negocio es que la manipuladora religión católica interfiera constantemente en la estructura política mexicana. Quiere decir que los funcionarios de Gobierno, por la razón que sea (por mochos, por corruptos, por incapaces), están haciendo mal su trabajo en perjuicio de los ciudadanos.

Alguien en Gobernación debiera recordarles a los obispos que la función de cualquier religión es iluminar a los feligreses sobre los principios de la salvación espiritual. Especialmente en tiempos difíciles, en tiempos de incertidumbre y descontento civil como los que vivimos en este momento. Los objetivos de la religión, no lo olvidemos, no son amasar fortuna y poder terrenales.

Lo que quiero decir es que si la religión se ocupara día y noche en preservar (en lugar de alborotar) la tranquilidad nacional evitando meterles en la cabeza ideas extrañas a los creyentes, ni tiempo libre tendrían los curas para lanzarle buscapiés políticos al gobierno. Pero ya sabemos que los curas son todo (especialmente hábiles propagadores a sangre y fuego de su materialista culto), menos religiosos. Niegan la función sacerdotal con sus ambiciones y los hemos malacostumbrado durante medio milenio a que sean mantenidos por pueblo y Gobierno. Y ahora que tienen a la pareja presidencial (el mocho y la mocha Marta-y-Fox) bien colocada en el trono de México, los explotadores charros negros andan detrás de una parte más grande todavía del rico pastel gubernamental.

Los curas "mexicanos" son excesivamente abusivos con la gente, y ademas traidores a México puesto que incitan al pueblo a adorar dioses extranjeros para rabia de nuestras propias divinidades. Y encima andan babeando de ambición por incrementar su tajada del apetitoso poder gubernamental que genera lujos a granel. Los vaticanos mienten pérfidamente cuando dicen que el Evangelio les da derecho a entrometerse en la política. Se aprovechan de que los gobernantes ladinos de castañuela son incapaces e ignoran que ninguna religión debe estar sobre la ley civil.

Desafortunadamente, los curas adoran con locura el lujo, el poder, la soberbia, la prepotencia represiva sobre la indiada que les otorga el Gobierno a cambio de su complicidad en la corrupción. La lujuria a la que son tan proclives los ensotanados ni siquiera hay necesidad de mencionarla, pues siempre la traen a tope los muy hipócritas. Todo mundo sabe a estas alturas que los curas son asiduos practicantes de crímenes y excesos sexuales dignos del más decadente segmento de la sociedad.

Hábiles jineteadores de tarugos religiosos, los vaticanos no tienen llenadero. Mientras más les dan, más quieren. Y lo que ahora quieren son más privilegios materiales, por eso chantajean al Gobierno con su supuestamente ilimitado "poder divino." Exhiben sus ambiciones políticas sin pudor ni miedo alguno ante los ojos del azorado pueblo, pues el católico mexicano tradicionalmente aguanta hasta la saciedad que gobernantes y curas lo ensillen y le tomen el pelo impunemente.

Y aún si algún avispado ciudadano se quisiera inconformar con la situación y arengar al pueblo contra el abuso de los curas, no tendría ni foro para quejarse ni público que lo escuchara, puesto que los ladinos gachupines controlan prensa, radio y televisión, medios de difusión masiva a los que solamente gobernantes, "intelectuales" y curas ladinos tienen acceso.

Con otra agravante. Aparte de su insultante y desvergonzada incursión en la política mexicana, los obispos gustan viajar ostentosamente en enormes vehículos blindados cual políticos y funcionarios, rodeados de guaruras. Viven rodeados de sirvientes en lujosas mansiones que niegan la humildad que tanto predican. Y no creo que ese sabroso tren de vida sea precisamente penitencia. Evidentemente, amenazar tontos con la copla de dolorosos castigos infernales y terribles excomuniones es bastante redituable al Clero.

Pero entonces, ¿por qué andan embravecidos los curas?

Pues si gusta no me lo crea, pero la única conclusión lógica que se me ocurre para explicar la violenta y excitada estrategia emanada del Vaticano lanzando a los ensotanados a inmiscuirse ilegalmente en asuntos políticos es la siguiente: Creo que los charros negros ya cayeron en la cuenta de que muy pronto (cuestión de meses), cuando los creyentes hasta hoy jineteados por ellos aprendan a hacer sus propios rituales en casa, tal y como indica mi libro Ocultismo Chino, no necesitarán a los curas más que para bautizos, bodas y misas de cuerpo presente. No habrá necesidad de oír misa ni comulgar, puesto que con los rituales hechos en el altar casero cada familia atraerá de los dioses y para sí misma todo aquello de bueno que supuestamente los curas debieran pedir para los fieles pero que no hacen por andar ocupados haciendo riqueza y molestando sexualmente a niños mexicanos no-ladinos.

De ahí pues la urgencia de los vaticanos para postularse a puestos de elección popular, aunque esa no sea ni deba ser su función en la sociedad.

Después de todo, el dinero es cabrón., y movidos por la desesperación los nostálgicos curas no olvidan el gran poder que el Vaticano tuvo un día en México sobre gobierno y pueblo a través de la brutal Inqui$ición. Pero olvidan que la presente separación Igle$ia-Estado es precisamente producto de la intolerable injerencia que los curas tuvieron antaño en la política mexicana y que buscan obtener de nuevo. Por otro lado, admitamos nosotros que ya les llegó la lumbre económica a los aparejos.

Porque a ver. Debido a la aguda debacle económica que los ladinos gachupines de pandero y alpargata que nos gobiernan provocaron con sus constantes robos al Tesoro nacional, muchos mexicanos ya no tienen dinero ni para comer, menos para dar limosnas. En cuanto a las jugosas narcolimosnas de la pasada década que tan felices hicieron a obispos y a embajadores del Vaticano en México, también se agotaron. Sucede que los narcos mexicanos fueron diezmados primero por Zedillo y ahora por Fox y sus estudiantinas de fiscales criminales, quienes arteramente los vendieron, que diga, los extraditaron en buen número a Gringolandia. Todo porque en cualquier parte del mundo la obligacion del gobierno es defender a sus ciudadanos, pero aquí es la de explotarlos y chuparles la sangre al máximo.

¿Resultado? Pues que los curas buscan "orientar" políticamente a los feligreses mexicanos para que voten por políticos afines a los planes injerencistas del Vaticano (digamos por políticos panistas), y no por candidatos de partidos liberales, a los cuales tachan de "inmorales."

La Iglesia en pleno, por boca de sus obispos y cardenales, ordenó (dizque cumpliendo con su deber), a los curas de todas las parroquias mexicanas a llevar cada uno a su borregada al camino del Partido Accion Nacional. Y cuando los politicos de los partidos atacados se quisieron defender denunciando el flagrante delito electoral, los curas los amenazaron violenta e impunemente, pues sabrá usted que tenemos un Gobierno de mochos. Ejemplo de tal barbaridad fue el arzobispo de Yucatán. Este bravucón sujeto de bonete y cristo al pecho amenazó ominosamente a los inconformes que mejor callaran, recordándoles que los curas "acabamos asistiendo a sus funerales."

Bendito sea dios.

Y Pinocho Creel, inútil secretario de Gobernación, callado y cagado por miedo a represalias de la Primera Concubina Marta María (Antonieta) y de su marido (de ella), el presidente Embustero Fox. Ni por asomo ha intentado este tipejo, Creel, actuar contra los curas. El miedo no anda en burro. ¿Y así quiere ser presidente el pobre diablo?

Desde luego que no podía faltar en este divertido sarao el arrabalero arzobispo de Guadalajara, Sandoval Iñiguez. Este hosco y malencarado sujeto de gordísimo trasero, bello modelo de la humildad que priva en los curas católicos, alega que al incitar al pueblo a votar por los candidatos panistas los curas "cumplen con su deber (?)." El cardenal Sandoval, naturalmente, miente. El deber de los vaticanos lo explicamos arriba, y no incluye inmiscuirse en política. "Nosotros," retó a todo mundo el amarillento y bilioso representante de Dios en la tierra, "no nos callaremos ni prescindiremos de la moral."

(La curiosa "moral" de los curas incluye violar sexualmente a niños, hacer orgías con sacerdotes y laicos putos, tener hijos secretamente con mujeres de la grey a las que llaman afectuosamente "hermanas," encubrir a sacerdotes criminales mandándolos a otras diócesis, recibir alcahuetamente gruesos donativos de criminales, funcionarios y políticos, utilizar el secreto de la confesión para fines políticos como en el asunto del asesinato del cardenal Posadas, solapar a pecadores ladinos pudientes, vender en millones de dólares los derechos para comercializar la imagen de la Virgen de Guadalupe, pedir a empresarios "dinero para los pobres y los enfermos" que luego acaba en sus propios bolsillos, y varios pecadillos similares más.)

Y todavía tienen los curas el descaro de criticar el aborto, el condón y a los putos dizque porque "no aportan hijos a la patria." ¿Deberían entonces los susodichos mariquitas aprender de curas que dejan secretamente hijos regados por todo el país? ¿Eso sí es "hacer patria"? Vaya pestilencia religiosa la de los vivales. Exigen derechos para ellos, pero se los niegan a los homosexuales.

Bendito sea dios.

Otro obispo del grupo de zánganos ensotanados integrantes del Episcopado nacional, rugió amenazadoramente advirtiendo a las autoridades que los vaticanos en México seguirán con sus injerencias políticas porque "nos asiste el derecho de participar en la política para orientar la participación de la ciudadanía."

¿Sí? ¿Y cuál derecho será ése?

Porque la opinión de su propio héroe Jesucristo fue que el reino religioso cristiano-judío no es de este mundo. ¿Entonces?

Se meten además los charros negros con el asunto del aborto cuando ese tema le corresponde a la ley civil y no a la religiosa, pues los mismos curas alegan que se comete un asesinato y los asesinatos en México los castiga la autoridad, no el Vaticano. Si una mujer prefiere el aborto, eso es asunto legal, no religioso. Los pecados se castigarán quizás en el otro mundo, pero los delitos cometidos aquí los castiga en caliente la ley. Y si los curas son tan estúpidos o convenencieros que ignoran tan simple principio, entonces mejor que se dediquen a otra cosa.

Porque digo, tienen derecho de participar en la política los ciudadanos de verdad, aquellos que no le han jurado lealtad al Vaticano, los que nos chingamos haciendo el servicio militar aunque trajéramos tremendas crudas y desveladas. Hasta donde yo sé, hacer política no es derecho de los vaticanos, agentes extranjeros al servicio exclusivo del Estado romano-católico aposentado en el Vaticano. Y eso no lo estoy inventando yo, todo mundo lo sabe aunque muchos políticos y gobernantes se hagan los disimulados.

Así como el Gobierno respeta la forma en que los vaticanos manejan su negocio, igualmente los charros negros debieran mantener las narices fuera de la política. De otra manera se corre el riesgo de inaugurar otra maldita teocracia que necesitamos tanto como un transplante de cerebro. Es cierto que el ex-presidente CSG, enano de mente y de cuerpo, modificó el artículo 130 de la Constitución para favorecer estúpidamente a los curas, pero la cosa todavía tiene sus asegunes. Por eso el Episcopado insiste en meterle más tijera al citado artículo, para que sea totalmente legal su participación política.

Convengamos entonces que el entonces presidente y perenne retrasado mental Carlos Salinas cometió la catastrófica babosada de entregarles a los curas el derecho a votar sin que tengan que cumplir el servicio militar obligatorio a todo ciudadano, privilegio que no tenemos los demás pues para los laicos el servicio si es obligatorio. Es decir, CSG nos convirtió a los mexicanos laicos en ciudadanos de segunda, y a los curas en ciudadanos de primera al otorgarles el voto sin la obligación de servir en las fuerzas armadas ni jurar bandera. Y ningún legislador ni generalote verde en la Cámara se dio cuenta de la barrabasada que aprobaron, o si lo supieron igual les valió madre pues ellos lo que querían era su pago por seguir las instrucciones del presidente, y que se chinguen los demas. Pero así son de corruptos y tarugos los ladinos mexicanos que gobiernan este país de zarzuela.

Bendito sea dios.

Tampoco podía faltar en el argüende político el panzón arzobispo/cardenal Norberto "Ojón" Rivera, quien exigió libertad a los curas para hacer política diciendo triunfante: "O todos coludos o todos rabones." ¡Exacto! Así que por favor a enrolarse de conscriptos los curas también. Ése es uno de los primeros requisitos de los ciudadanos, así que a marchar los domingos todos los seminaristas. Porque o todos coludos, o todos rabones, ¿no?

Nada más que como los curas se hacen los mártires cada que quieren ganarse la simpatía de la indiada que tan bien jinetean, otro obispo dijo que no sería ningún problema "ir a la cárcel" por sus acciones. Hipócrita el cabrón, pues bien sabe que por lo mal hechas de las leyes y por lo baboso de Carlos Salinas de Gortari, a lo más que se hacen acreedores los curas es a una multa. Pero son manipuladores, saben bien que esta es una nación de tarugos. Por eso agregó que dizque "quien alienta el aborto se hace corresponsable de un asesinato." Magnífico, digo yo. Pero eso a él no le debe importar, pues matar es asunto de autoridades y no de clérigos. La vida es asunto terrenal, no religioso.

Otro obispo dijo que la palabra de Dios "debe llegar a todo rincón y no será el rincón de la política el que tengamos abandonado." ¿Si? ¿Y en qué apartado de la Constitución se dice que para predicar hay que meterse a hacer política? Porque en este tercermundista país solamente la ley civil rige, no la religión.

Es por eso que los mexicanos debemos exigir a Gobernación que si los obispos votan, que también hagan su servicio militar obligatorio o que se deroge legal y totalmente esa obligación para laicos y religiosos por igual.

Y si los clérigos ya tienen derechos ciudadanos, entonces que respeten los derechos civiles de otros ciudadanos laicos. Los curas, después de todo, no son ningún grupo especial de nada, ellos solamente deben oficiar misas y enseñar el catecismo. Que Gobernación especifique a los obispos de todos los cultos que los laicos nos regimos por la ley civil, y que ellos hagan lo que quieran con sus libros sagrados y sus valores religiosos, siempre y cuando sea dentro de sus templos. Lo dijo correctamente el mismísimo barrigón y cardenal "Ojón" Rivera: "No vivimos en el cielo, vivimos en la tierra." No es entonces su negocio, ni mucho menos su obligación, opinar sobre plataformas políticas de candidatos a puestos de elección.

Y que no nos salgan los curas con la mierda de que "buscamos el bien común." La Igle$ia solamente busca su propia ventaja, nunca la de los demás.

El cura Rivera y su cuadrilla de obispos-monosabios están violando su propia naturaleza sacerdotal al meterse a terrenos laicos que les estan vedados por la ley civil, y también por su propia ley religiosa. Están equivocados los curas entonces al decir que la fe cristiana debe influir en las campañas electorales. Ellos se la pasan exigiendo respeto de la ley civil, pero por otro lado se dedican a transgredirla.

Sí es hora de reformar el artículo 130 constitucional, estoy de acuerdo. Pero para volver a meter a los curas a sus templos, ya que son agentes de un Estado religioso y extranjero. Con sus acciones, los curas engañan al pueblo de México en beneficio único del Vaticano. Pretender que sería pecado no votar por los panistas ya es manipular políticamente a los feligreses, y eso debe ser un grave delito, no una violación a la libertad de expresión de los curas.

Es la traición a la patria la que no está protegida por la ley de expresión. Y los curas son culpables de traición a la patria por su doble identidad de agentes vaticanos y curas mexicanos.

He dicho.


* Master, Estrategia Militar China

E-mail: visionpf@direct.ca


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