Reflejos en un Espejo Chino

* Francisco J. Vargas


Columna #174: La Evangelización: "Cuchillito De Palo"

La gente del pueblo llama "cuchillito de palo" (no corta, pero como jode), a toda situación molesta y difícil de resolver o desaparecer. En esta categoría de "cuchillito de palo" podemos colocar al cristianismo.

Entre las ramas cristianas (Griega, Romana, Protestante), la menos deseable es la Igle$ia católica (por el alto grado de corrupción de sus obispos, cardenales y Papas). Los militares mexicanos llaman "charros negros" (ensotanados jineteadores de nacos) a los curas vaticanos, puesto que es evidente que les interesa más predicar que practicar su religión. Y efectivamente, los curas se pasan la vida buscando primero convertir y después explotar a los incautos que caigan en sus redes religiosas. Por eso curas y gobernantes no siempre conviven en armonía.

Desde el punto de vista moral, es deseable que los ciudadanos conozcan principios de religión. De hecho, robar y matar son crímenes castigados igualmente por gobernantes y clérigos. Pero la religión y la política tienen entre si más principios contrarios que afines. Según la religión, los castigos se premian en el Cielo y los crímenes se castigan en el Infierno. Pero en la vida real los crímenes deben pagarse con cárcel y con la pena de muerte, pues no hay absoluciones ni indulgencias religiosas que salven de prisión a los delincuentes. Y como el hombre vive en este mundo y no en el otro, debiera empaparse más de principios de civismo y política que de religión. Conocer la Constitución tan bien o mejor que la Biblia, no implica negar la existencia de los dioses. Simplemente hay que saber primero cómo opera el gobierno. Para los asuntos religiosos existe el altar casero y no hay que asistir a iglesias, pues ni falta hace pertenecer a religiones organizadas para comunicarse con las divinidades a través de rituales. Excepto en las teocracias, ningún ciudadano tiene que pertenecer obligatoriamente a tal o cuál religión, ni es necesidad que asista a actos religiosos como la misa o el rosario, mucho menos tiene obligación de predicar la religión que practique. Sus obligaciones ineludibles son esencialmente civiles: el servicio militar, el pago de impuestos, el cumplimiento de las leyes civiles. A esto se le llama separación de Religiones y Estado.

Los gobiernos, sin embargo, evitan cuidadosamente prohibir las creencias religiosas del pueblo porque la fe en las divinidades ayuda a mantener la paz social. En esencia, la religión natural del país es el hilo del que está hecho el ordenado e invisible tejido social que arropa y sostiene al gobierno. Por eso las religiones deberían ser subsidiadas por el Estado y servir de remanso espiritual a los creyentes, pues solamente gobernantes ignorantes piensan que creer en dioses y demonios es superchería. Los religiosos, por su parte, no tendrían necesidad de cobrar diezmos a los creyentes, ni limosnas a los visitantes en los templos. Toda donación voluntaria de los feligreses sería por favores divinos ya recibidos, y no por el obligado y sinvergüenza pasar de la charola durante los servicios. Y si los sacerdotes quieren vestir ropajes finos, que se vayan de banqueros. Si los sacerdotes gustan del autoritarismo, entonces que ingresen al ejército. Los verdaderos religiosos buscan la iluminación por sobre todas las cosas, no lujos terrenales, retirándose de por vida a la meditación dentro de los templos. Pero aunque hay religiosos que verdaderamente entienden los principios del más allá, tampoco es negocio de ellos predicar su religión pues ésta debiera ser únicamente el vehículo para la superación espiritual individual.

Tampoco debieran permitir las autoridades que clérigos ignorantes pero ambiciosos engañen a los creyentes de buen corazón con patrañas religiosas. Es obligación del Gobierno proteger a la gente crédula de las maquinaciones de estafadores religiosos. Cuando un charro negro explotador y mañoso como el cardenal Norberto "Ojón" Rivera comete la torpeza de engañar al pueblo con el mito de la aparición de la Virgen María al indígena Juan Diego, a pesar de que científicos y expertos en arte han probado, dicho y repetido miles de veces que la imagen de la Virgen fue pintada por manos humanas, debiera el cura ser interrogado severamente por las autoridades para que explique su afán de manipular ideológicamente a los ciudadanos, acto tramposo y nocivo a la paz social por donde se le quiera ver.

Peor aún. El patibulario manipulador de tontos, el cardenal Rivera, llegó al extremo de "invitar" a los feligreses católicos mexicanos "a transmitir el Evangelio saliendo al mundo a dar la buena nueva." En mi opinión, ése fue un acto criminal que debiera ser sancionado por la autoridad civil. Ninguna persona tiene ni el derecho ni la responsabilidad de andar esparciendo la fe que practica. Desafortunadamente, México es un país explotado a partes iguales por gobernantes y curas ladinos, así que no contento con la babosada anterior, Rivera también exigió que los mexicanos (¡todos, según él!) "se guíen por las palabras de la Virgen...para tener esa patria que el Papa invitó a construir." Palabras subversivas las del tragón cardenal, pero no las peores, ya que concluyó su incendiaria soflama con la mentira de que dizque "Juan Diego es el eslabón que une dos mundos, ahí empieza nuestra historia como mexicanos, ahí comienza nuestra identidad..." Vaya babosada anti-mexicana dijo Rivera, ejemplo de los "valores universales" que los curas pretenden enseñar a los niños mexicanos en las escuelas públicas. Porque nuestra historia de mexicanos no-ladinos va mucho más allá de la cruda fábula religiosa que los curas se han inventado sobre Juan Diego. El panzón cardenal, al igual que los gobernantes ladinos, piensa que todos somos tarugos.

Pero los motivos del cardenal Rivera serán por siempre sospechosos, ya que él es agente del Vaticano por voluntad propia. Su lealtad le pertenece al Popis, no a México. Miente pues "Ojón" Rivera cuando dice "nosotros los mexicanos." Él es romano y vaticano por voluntad propia, pero nosotros los verdaderos mexicanos no tenemos por qué hacerle de gratis el trabajo a la Iglesia molestando a otras personas tratando de convencerlas para que se conviertan al catolicismo. Para acabar pronto, evangelizar no es negocio de nadie, ni de laicos ni de religiosos.

Quizás el lector piense que me estoy inventando eso de que los vaticanos son materialistas y poco religiosos. Pero fíjese usted que Francisco Barrio, funcionario panista-mocho-amigocho del Primer Mentiroso Fox y titular de la Contraloría, delató (vagamente y sin mencionar nombres, pues son sus cuates) que algunos jerarcas "de las Iglesias" han buscado favorecer ilegalmente a delincuentes de cuello blanco, llegando al extremo de interceder personalmente por ellos ante el contralor. Barrio, naturalmente, no acusó directamente a nadie en particular, pues todos ellos son ladinos y perro no come perro. Pero los obispos mexicanos-romanos, evidenciando la odiosa insolencia que infecta a todos los charros negros, ni tardos ni perezosos escupieron sapos y culebras contra su hermano étnico Barrio.

¿Y qué fue lo que los obipos contestaron a través de los medios de comunicación ante la inesperada cuanto grave (para la Igle$ia) indiscreción del contralor? Pues agárrese o amárrese a su silla, y entérese de dos que tres ejemplos.

A) El excesivamente mundano y bárbaro obispo ladino de Ecatepec, Onésimo Cepeda, es un singular mercader con sotana, adicto a lujos materiales y debilidades de la carne que según eso Cristo repudiaba a rabiar, incluido el autoritarismo salvaje contra los pobres. A él le valen madre los diez mandamientos. Sabido es que en su momento, este vanidoso y mal encarado cura rogaba piadosamente por la televisión para que la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional de Texcoco continuara, aunque tuvieran los changos verdes militares que masacrar, dijo, "a cientos de campesinos de Atenco." Todo para no lastimar la inversión monetaria de la Igle$ia en el proyecto. Y ningún mexicano le mentó la madre cuando menos al criminal obispo, por no hablar de exigirle a la Igle$ia la renuncia y expulsión del pais de tan estúpido charro negro mexicano-romano.

Onésimo Cepeda trabajó de joven en las finanzas asociadas al mercado de valores, profesión natural en judíos mexicanos. Su tardío ingreso al sacerdocio se debió a conveniencias económicas entre ladinos laicos y la Igle$ia, no a la pretendida pero nula vocación personal religiosa de Onésimo. Este repelente gordo con patas es, para decirlo pronto, el asesor financiero de la Iglesia en México, aunque para eso en el Vaticano tengan que hacerse de la vista gorda ante sus continuas burradas religiosas. Por ejemplo. Después que el avaricioso cardenal Rivera logró la vergonzosa canonización de Juan Diego con el único y rapaz objetivo de chupar todavía más sangre a los indígenas mexicanos, el mercader-cardenal Onésimo Cepeda se dio a la tarea de inventarse cómo imponer rápidamente el culto del falso santo a la mexicanada de su diócesis de Ecatepec. (Onésimo y Rivera calculan, equivocadamente, que el culto a Juan Diego será otra maquinita-de-hacer-dinero para la Igle$ia.)

Podría haber construido el metalizado obispo Cepeda, digamos, una nueva iglesia dedicada al dizque vidente indio mexicano que nunca fue, pues recientemente se construyó para sí mismo una catedral moderna y grandota, misma que inauguró su íntimo amigocho y entonces presidente, Ernesto Zedillo, justo antes de dejarle el trono de México al Gran Caca Fox. (Me imagino que en esa catedral están clavados los trabajitos de brujería que Onésimo hace para proteger a sus cuates ladinos pudientes, incluido Zedillo.) Podría haberlo hecho, pero no lo hizo porque como a todos los ladinos, a Onésimo le gustan las cosas fáciles y de gratis, le fascina el placer de hacerse rico sin capital. Así que en lugar de construir un nuevo templo dedicado a Juan Diego, que era lo más lógico, el mezquino Onésimo optó por apropiarse uno ya hecho (y con tres capillas) en Santa Clara Coatitla, Edomex, pero dedicado precisamente al culto de Santa Clara de Asís, santa italiana, o italiana santa, del siglo XII. Este culto fue traído a estas tierras por frailes gachupines franciscanos en el siglo XVI, frailes que andaban dedicados a atarantar indios mexicanos reemplazándoles por la fuerza a sus dioses naturales con santos católicos blancos y europeos.

Pero para bien o para mal, hoy día el culto a Santa Clara está muy arraigado entre la población del lugar donde se encuentra la parroquia del mismo nombre. Así que aunque el obispo Cepeda ordenó al párroco del templo en Santa Clara despojar a la parroquia de la imagen de Santa Elena y sustituirla con el monigote del nuevo santo indígena, Juan Diego, los pobladores se rebelaron al atraco religioso. Ellos quieren venerar nomás a Santa Clara. Por más que Onésimo los amenazó (ilegalmente) con la excomunión (de acuerdo a la Constitución, ningún cura puede coartarle a un ciudadano mexicano la práctica total de su religión), la gente rechazó hasta con violencia física contra Cepeda el cambio de Juan Diego por Santa Clara. El ególatra obispo Cepeda montó entonces en divina cólera, show que dicho sea de paso les sale muy bien a los charros negros mexicanos-romanos, y para castigar a los rebeldes de su diócesis volvió a violar la ley civil mexicana cerrando el templo de Santa Clara y sus tres capillas. Además, Onésimo prohibió, bajo pena fulminante de suspensión sacerdotal, cualquier acto religioso hecho por curas en esa ya maldita parroquia. Nomás porque se le hincharon sus güevos, dijo.

¿Y las autoridades de Gobernación? Bien, gracias. El "honorable" secretario de la institución, Santiago "Pinocho" Creel, y el "probo" Procurador General, (m)Acedo de la Concha, se nos han vuelto temerosos lambe-culos de curas. Y los ciudadanos mexicanos que se hinchen.

Bueno, pues este mismo belicoso obispo Cepeda fue el primero en "ponerse la sotana," digo el saco, ante el fulminante aguijonazo del contralor Pancho Barrio en el asunto de los sacerdotes intercediendo por delincuentes. Onésimo, quien por cierto gusta auto-llamarse "exorcista" (aunque yo francamente no le veo patas para gallo en ese terreno), será muy chingón pateando indios, pero si hubiera estado en el Templo cuando Jesús expulsó a los mercaderes a latigazos, hubiera sido de los primeros azotados. La prueba está en su violento y desproporcionado rezongo contra Barrio. Cepeda exige taimadamente a la indiada de Ecatepec que se hinquen y "pongan la otra mejilla" ante sus sádicos abusos contra ellos. Pero en cuanto él mismo se sintió aludido por Barrio, volando apareció en el programa de radio de su cuate ladino, el títere recitador de noticias en Televisa, Joaquín López Dóriga, para gritar a los cuatro vientos lo siguiente: "Si la pedrada me la tiró Barrio a mi, yo se la devuelvo." Ejemplar humildad cristiana la de Onésimo, ¿eh?

Es decir, el vengativo obispo no practica lo que predica y procedió a sacar al sol los trapitos sucios de Francisco Barrio en público. Pero no sin antes revelar que hace dos años él intervino personal y exitosamente para que el contralor Barrio no persiguiera judicialmente a un riquísimo ex-funcionario de Gobierno (supuestamente Carlos Salomón) y compadre del mismo cura Cepeda (quien por cierto no tiene compadres pobres).

El personaje supuestamente perseguido por Barrio pero compadre de Onésimo, fue hasta hace poco asesor financiero de la segunda dama Marta al frente de la Lotería Nacional, institución donde dio cátedra de cómo hacer trampas para sustraer grandes cantidades de dinero a través de premios mayores manipulados, dineros que beneficiaron a muchos funcionarios. Esas trampas benefician a Marta María (Antonieta) de Fox, la avariciosa segunda esposa, o concubina según la Iglesia, del presidente, pues el suertudo delincuente protegido de Onésimo fue su asesor de chanchullos con premios gordos de la Lotería.

El enchilado obispo Cepeda asegura ahora que en su momento le exigió a Barrio (y recibió de él) la promesa de que su sospechosa intervención a favor del delincuente sería mantenida en secreto por el contralor, por eso ahora está enojado ante la supuesta traición de Barrio. Así que acostumbrado a atar y desatar asuntos terrenales, Cepeda le regresó "la pedrada" inmediatamente a Barrio. A lo mejor su feroz conducta evoca alguno de los dulces sermones de Jesucristo. O a lo peor, fue simplemente ejemplo de lo cabrón que puede ser este impredecible cura aficionado además a la sangrienta tauromaquia.

(Sobra decir [pero de todos modos lo diré] que Cepeda es incapaz de entender que vida tienen no solamente los fetos humanos que tanto obsesionan a los curas, sino también las bestias y demás creaturas de la Creación, incluidos los toros bravos. Matar es matar, y también los animales desean y tienen derecho a vivir mucho tiempo. Si la vida es cegada por el aborto, como alegan los charros negros, ¿por qué no le molesta a Onésimo que los toros pierdan violentamente sus vidas en el ruedo? ¿Acaso Dios creó a los hombres, pero no a los animales? Y si el hombre está hecho a semejanza de Dios, ¿quiere decir que al Creador le gusta la "fiesta brava"? Al parecer así lo creé Cepeda, por eso hombre religioso no es, ni tampoco tiene autoridad moral para servir de guía espiritual a sus feligreses, gente sencilla a quienes furioso impone sus caprichos con el infantiloide cuento de que "La Iglesia no es una democracia.")

Por lo pronto, Cepeda ya obligó a Barrio a que se desdijera y a que le implorara su perdón, aunque se vea horrible que un alto funcionario de Gobierno como el contralor ande de rodillas buscando "besarle el anillo" a tan repugnante obispo.

B) Otro charro negro mexicano-romano, adicto a la buena vida terrenal y a que le besen la mano los indígenas, es el "señor de las lonjas," el ya mencionado cardenal Norberto Ojón Rivera. Para no quedarse atrás en cuanto a rezongos de Cepeda contra el contralor Barrio, también echó su sombrero al ruedo acusándolo de haber permitido el asesinato de cientos de mujeres en Ciudad Juárez durante su gestión como gobernador de Chihuahua. También le sumó a Barrio el ya famoso Pemexgate, y hasta el pantanoso asunto del Toallagate. Ciertamente esos asuntos nunca fueron resueltos por el a todas luces inútil Francisco Barrio.

C) ¿Y qué me dice del caradura y mafioso cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval? Este charro negro fue más audaz que Rivera y Cepeda. Sin siquiera ruborizarse por su propia desvergüenza, Sandoval exculpó a los vaticanos que defiendan a delincuentes millonarios ante Barrio, alegando que dizque "Los sacerdotes son humanos y por lo tanto seguirán pecando hasta el fin del mundo."

Vaya pues con Sandoval, santo varón no de tres sino de muchas más malolientes ciénegas católicas. ¿!Pos no qué los curas tienen "mucha moral y ética," y que hasta los gobernantes deberían ser curas!? Al menos eso pretende el ladino monseñor Abascal, mocho secretario de Trabajo. Pero yo opino que si el lengua-larga cardenal Sandoval alega que los curas son igual de pecadores a los laicos, "y pueden fallar" porque dizque "la Iglesia está compuesta de hombres," entonces ¿para qué demonios (Jesús, qué vocabulario el mío) queremos a los curas en las escuelas públicas, si son igual (o peor) de débiles a los maestros laicos ante las sabrosas tentaciones terrenales?

En fin, queda claro entonces que los explotadores charros negros no tienen remedio, pues cuando la religión insiste en predicar su doctrina cobrando por ello, como hace la Igle$ia católica, no puede ser más que nido de sinvergüenzas.

En cuanto a la evangelización hecha por laicos, ¿a quién le puede importar la religión del vecino? Al menos a mi, no. Por eso la "orden" del cardenal "Ojón" Rivera para que nos lancemos juntos a las calles a convertir herejes con la religión católica me parece, por decir lo menos, alevosa, ventajista y criminal.

PRINCIPIOS DE SALUD:   Una antigua profecía china advirtió hace nueve siglos: "Para el año 2000, más o menos, la gente morirá en grandes cantidades por consumir comida envenenada."

Y horror de los horrores, la profecía se está cumpliendo. Según la medicina china, usualmente las causas de las enfermedades se deben a tres factores principales. Y las fallas en el sistema digestivo es uno de ellos.

Bueno, pues los hospitales del mundo están ya a reventar con gente muriendo por problemas de digestión. No se necesita ser muy sagaz para ligar el "sistema digestivo" a la "comida envenenada," y también a la "profecía china." Yo mismo sentí la muerte rondarme hace años (muchísimo antes de tiempo) al morder una fruta excesivamente rociada en el campo con productos químicos venenosos.

Pero no son los peligrosos fertilizantes utilizados por los agricultores, ni tampoco las verduras radiadas, los peligros más letales al hombre contemporáneo. No. Porque aunque usted lo dude, el mayor peligro a la salud del ser humano son la "comida rápida chatarra" que venden transnacionales como la cadena de hamburguesas McDonalds --hamburguesas, cebollitas fritas, pollo frito, y papitas fritas que taponean severamente la digestión, causan parálisis en algunas partes del cuerpo, e inflan grotescamente a la persona-- y refrescos cafeínados como Cocacola y Pepsicola que causan adicción que desemboca irremediablemente en diabetes, obesidad, hipertensión, y otras muchas enfermedades.

Si usted tiene ganas de decirle adiós prematuramente a este mundo cruel, no se suicide haciendo un regadero de sangre volándose la tapa de los sesos con tremendo pistolón, mucho menos se corte las venas con filoso machete extra-largo. Mejor váyase a comer seguido a un lugar de comida rápida gringa, acompañando sus mortales alimentos con frío y gigantesco refresco de cola. Le garantizo que de seguro acabará en unos meses aullando de dulce dolor en un hospital con piedras en riñones y vesícula, y otros problemas peores en el aparato digestivo. Luego los ignorantes médicos, al no saber curar este tipo de enfermedades más que con bisturí y morfina, lo cortarán poco a poco en pedacitos en operación tras operación, y listo: ¡ya es usted cadáver!

¿No me cree? Pos por mi muerase entonces. Despues de todo, me merezco su indiferencia por andar de ofrecido. Pero a mi no me duele nada.

ESTRATEGIA MILITAR:   Caramba, como chingan los actuales gobernantes panistas (liderados por el presidente Vicente Fox) acerca de lo difícil que es gobernar "con lo que los funcionarios priístas nos dejaron." Hablan de robos, asesinatos, complicidades en gigantescos negocios ilícitos, concesiones multimillonarias, nepotismo agudo, expropiaciones abusivas, contratos y préstamos cuantiosos regalados a parientes utilizando dinero del pueblo. Etcétera.

Alega Clavillazo Fox que en apenas dos años de su Administración es imposible cambiar lo negativo que hicieron setenta años de priísmo. ¿Tiene razón el presidente? Claro que no. Pero fiel a su costumbre, el Encomendero Fox busca vernos la cara de pendejos con sus mentiras. Fox y sus amigochos están más ocupados en saquear el Tesoro del pueblo que en gobernar, por eso las cosas no mejoran con los panistas en el Gobierno.

(Mientras esto escribía yo, el mocho Presiladrón Fox y su pandilla, especialmente el Parásito de Hacienda Francisco Gil, dieron un escalofriante albazo junto con sus cómplices los legisladores criminales del Congreso, y les robaron "legalmente" a los trabajadores de México sus ahorros depositados en bancos por la cantidad de ¡dos mil millones de dólares! Todo el gabinete y los diputados deberían estar en la cárcel por esto. Pero la pasmosa facilidad con que el Ejecutivo convenció a los legisladores ladinos para avalar el robo [a cambio de los jugosos cheques que tan baratas compran lealtad y voluntad de los congresistas] comprueba que legisladores y magistrados son marionetas del presidente. Permiten no solamente robos como el mencionado, sino que permiten que el Ejecutivo no ejerza y se quede con casi todas las partidas de dinero del Presupuesto, dejando a indígenas y maestros sin dinero y recortando lo más posible a Salud, Obras Públicas, Educación, Seguridad. Y luego se espantan los congresistas que el pueblo les tumbe las puertas a caballazos. Dicen los diputados que el robo descarado a los trabajadores ejecutado desde Los Pinos nomás fue un "aprovechamiento" [desgraciados], pero que si los trabajadores quisieran recuperar su dinero, ahora tendrían que demandar judicialmente al presidente. ¡Méndigos ladrones ladinos, hijos de su puta madre...! Por eso digo: Hay Que Sacar A Los Ladinos De Los Pinos. Y también re-digo: Gracias a los rituales chinos, ningún funcionario panista-priísta-perredista se llevará nada de lo robado al pueblo, especialmente Marta-y-Fox. Ni se molesten en contar ni en esconder el dinero del botín. Ya lo verán.)

Cuando de verdad se sabe gobernar, bastan seis meses para enderezar todo lo malhecho que haya dejado un gobierno anterior, por muy mal que hubiera quedado el país. Pero cuando los gobernantes llegan solamente a robar y a subir impuestos como están haciendo los panistas, entonces ni cien años alcanzan para enderezar la nave.

Por eso los quejidos de los funcionarios panistas, lamentándose diariamente de "los malignos gobernantes priístas" echados del poder hace ya dos años y medio, me recuerdan un incidente entre dos monjes chinos budistas ocurrido hace ya muchos siglos. Resulta que el abad de un monasterio budista escogió a dos monjes, uno joven y el otro maduro, para cumplir la misión de llevar a pie un mensaje confidencial a otro monasterio, situado este a muchos kilómetros de distancia. El viaje requería varias semanas de viaje, así que al día siguiente los dos monjes cargaron sus pequeñas bolsas con provisiones, tomaron cada uno su bastón de viaje, y con la primera luz del día partieron raudos hacia su destino.

Una mañana, a pocos días de viaje, los caminantes llegaron a la orilla de un río que debían cruzar. La corriente estaba bastante fuerte y venía a la altura de la cintura, pero los dos monjes eran físicamente fuertes y se dispusieron a vadear el río. Entonces se dieron cuenta que bajo la sombra de un árbol una mujer joven sollozaba casi en silencio. Ahora bien. Resulta que las reglas religiosas tenían prohibido a los monjes chinos intercambiar siquiera miradas con mujeres, mucho menos entablar conversación. Pero la esencia misma de el budismo es la generosidad, y el mayor de los dos monjes sabía que las reglas se hicieron para hacerlas añicos en momentos de emergencia. El área estaba desolada y el monje comprendió que la mujer corría peligro --animales salvajes, el caer de la noche fría en despoblado, asaltantes, etcétera. Se acercó cortésmente a la mujer y entre lo que ella le dijo y lo que él dedujo por si mismo, entendió el monje que se había separado accidentalmente de otros miembros de su familia. Al no poder cruzar el río para continuar el viaje a su casa, estaba temerosa y confundida.

Sin pérdida de tiempo y ante la mirada horrorizada de su joven compañero de viaje, el monje se echó a la mujer a la espalda con todo y sus tiliches. Entró al río, y la depositó después en la otra orilla, sana y salva. La mujer agradeció feliz el gesto del monje, y éste continuó su camino seguido por su compañero, quien no dejaba de refunfuñar y reclamarle que las reglas del budismo prohíben tratos con las mujeres, no se diga contacto corporal con ellas. La cosa era tan grave, decía el joven monje, que tendría que reportar el incidente a el abad en cuanto regresaran, bla-bla-bla. Y así caminaron varias horas, el monje mayor al frente preocupado por mantener la dirección correcta del viaje, y su colega detrás friegue y friegue enumerando las reglas del budismo que según él fueron violentadas esa mañana.

Cuando la tarde moría y la noche renacía, el monje guía se detuvo bajo un árbol. Puso su bolsa de viaje en el suelo, recargó su bastón sobre el tronco del árbol y se volvió para encarar enérgicamente al joven monje. Y palabras más, palabras menos (tengo que parafrasear, porque acuérdese que yo no estuve ahí presente cuando el incidente), le dijo al impertinente: "Ah, cómo chingas. Es cierto que transgredí las reglas de nuestro templo, pero nada más pasamos el río y yo inmediatamente deposité en tierra a la mujer. Eso fue esta mañana. Sin embargo, desde ese momento hasta ahorita, tu todavía la traes cargando en tu propia espalda. Ya bájatela, güey, te sentirás mejor sin esa carga."

Bueno, pues así están los gobernantes panistas. Nosotros los mexicanos sabemos que el PRI dejó de gobernar desde hace dos años y fracción, pero el presidente Fox y su gabinete de inútiles ladinos todavía traen montados a los cacos tricolores en el pescuezo. Con una chingada, hombre. ¡Ya bájenselos, se sentirán mejor!

LO PROMETIDO ES DEUDA:   Quedamos en la columna anterior que hablaríamos de la manera en que el presidente Fox puede activar la economía mexicana hacia niveles superiores. A lo peor usted espera una disertación de varias páginas con principios de economía. Pero no. Las respuestas a lo problemas más grandes a veces son bastante sencillas, y tal es el caso que nos ocupa. Para resolver el citado problema, basta con que el presidente reduzca la tasa de interés al mínimo posible, lo suficiente para reactivar el comercio en todos los niveles.

Así de fácil. Pero el problema aquí es que si Fox baja los intereses, los banqueros que financiaron su campaña presidencial lo matan.

Literalmente.


* Master, Estrategia Militar China

E-mail: visionpf@direct.ca


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Copyright © 2003, Francisco J. Vargas